lunes, 22 de diciembre de 2014

"El laberinto de Nicolás"

Hay que ser bien cara e´ tabla para decirle a nuestro pueblo que 2015 será el año del despegue económico de nuestra Venezuela. Qué más deseamos los que queremos un país de oportunidades y progreso para todos por igual, que esa premisa fuera viable, pero la verdad es que, mientras en nuestro país no cambiemos este modelo trasnochado y desfasado, la crisis económica, política y social se profundizará el próximo año.
Nuestro país entrará al 2015, no solo con todos los indicadores económicos en estado de alarma, sino que la caída de los precios del petróleo repercutirá dramáticamente sobre el ingreso nacional. Recordemos que el ingreso petrolero es el sueldo de nuestra Venezuela. De cada 100 dólares que entran a nuestra nación, 96 vienen de la renta petrolera. Entonces al descender severamente el crudo, la economía de nuestro país se ve más afectada. Eso es como si a alguien en vez de aumentarle su salario, se lo bajaran.
Un gobierno serio y responsable, estuviera tomando medidas y buscando las alternativas para hacerle frente a la crisis, pero no, estos continúan estirando una cuerda que ya no da para más y repitiendo un discurso que ya nadie mastica. No hay una mentira más grande que atreverse a decir que en esta Navidad, los venezolanos estarán más felices que nunca, cuando a diario sienten cómo su calidad de vida se deteriora.
Nicolás olvida por completo que el responsable de la destrucción de nuestro país es él y su nefasto gobierno, que nos tienen la vida hecha cuadritos a los venezolanos. ¿Sabrá que nuestro pueblo necesita 6.6 salarios mínimos para cubrir la Canasta Básica Familiar, que en el mes de noviembre se ubicó en más de Bs. 28 mil? ¿Estará al tanto que la inflación en nuestro país es la más alta del mundo? Se estima que este año podría cerrar sobre el 80%, mientras que la real, la que vive nuestro pueblo en la calle, estaría por el orden de 150%.
No se puede hablar de unas navidades felices en nuestro país, cuando el índice de escasez general de insumos, que se estima en un máximo histórico de 50%, ya alcanza en varios rubros vitales, como aceite y azúcar, más de 90%. Un indicador, que por cierto hace nueve meses dejó de publicar el Banco Central de Venezuela. Así como lleva ya tres meses que no publica las cifras de Inflación, pero sí organiza parrandones, con aguinaldos y villancicos incluidos. ¡Claro! Debe ser porque quienes están al frente de esa institución, que también la politizaron, se toman a pecho eso de no ser portadores de malas noticias.
Si hablamos de la destrucción de la producción nacional, se estima que el Producto Interno Bruto decrezca 3.75%, debido a múltiples factores como la mayor escasez de divisas para el esfuerzo privado. Es inaceptable que el gobierno haya dilapidado la posibilidad de tomar las medidas necesarias para que nuestra Venezuela se encaminara hacia la recuperación económica. Hoy deberían estar promoviendo un diálogo entre todos los sectores del país, pero sobre todo, deberían entablar un diálogo real, serio y sincero con el sector productivo del país.
No hay forma de que nuestra Venezuela salga de la crisis sino se convoca al esfuerzo privado y, lamentablemente, eso no ocurrirá con este gobierno, porque sencillamente ve al sector productivo como un enemigo. Ya nuestro pueblo tiene bien claro quién es el “Gremlin” o “Grinch” de la Navidad de los venezolanos. El subdesarrollo y atraso es la consigna de este gobierno, que está entrampado.
Venezuela les quedó grande. Están perdidos y lo normal es que quienes están perdidos pidan ayuda, pero son tan soberbios que no lo harán y, lo que es peor, ellos mismos se creen que el petróleo puede llegar a cero y que nuestro país está blindado. Viven en un mundo paralelo. Por qué no dejan de regalar nuestro petróleo a intereses extranjeros, por qué no se atreven a debatir el aumento de la gasolina y la unificación cambiaria. Porque sencillamente, no les interesa.
Nicolás en su laberinto, continúa postergando decisiones ineludibles, que son reclamadas por la realidad económica de la patria de Bolívar. Un gobierno serio tomaría urgentemente medidas que nivelen las cifras macroeconómicas, sin que estas vayan en detrimento de la calidad de vida de nuestro pueblo. Una de esas medidas que puede contribuir a sanear la economía es la unificación cambiaria. Son más negativos que positivos, los efectos que tienen sobre nuestra economía los diferentes sistemas cambiarios actualmente vigentes.
No olvidemos que los diferentes tipos de cambio, se han tornado nefastos para la actividad económica, además que han sido el caldo de cultivo perfecto para que los especuladores y corruptos puedan amasar grandes fortunas, echando mano a los dólares a 6.30, para luego venderlos en el mercado paralelo.
Tales son las distorsiones, que es inminente que el gobierno devalúe otra vez, tanto por razones fiscales, como para intentar restringir las importaciones, que han desestimulado la producción nacional.
Para ajustar los desequilibrios del mercado cambiario es necesario un solo tipo de cambio, que represente el verdadero valor de la moneda. Por ello es necesario un mercado cambiario que permita la libre movilidad de capitales para que nuestro país pueda realmente integrarse económicamente a la región. Para que este proceso conduzca a un tipo de cambio estable es necesario contar con una economía en equilibrio, y para ello ya no es suficiente la unificación de las tasas, mediante una devaluación, sino también sustituir el mecanismo de asignación de divisas, abandonando el actual, donde el gobierno decide quién recibe las divisas y cuántas. Además que ya conocemos los resultados: corrupción y más corrupción, recordemos que se llevaron unos 25 mil millones de dólares, siendo el Estado el único responsable de la entrega.
Nuestra Venezuela necesita un cambio y ese cambio ya es indetenible. Insistimos en que para ello es vital unirnos como un solo pueblo que somos. Este país está encaminado a un cambio pacífico, electoral, constitucional y democrático. Por eso no estamos de acuerdo con los atajos. Por más difícil que sea la situación en nuestro país, no podemos permitir que intenten torcernos el camino.
Nuestra Venezuela tiene la fuerza en su gente, en su pueblo, ese es el mayor activo, junto a los grandes recursos naturales, para poder superar, de una vez por todas, la crisis económica que hoy no le da respiro a nuestro pueblo. Vamos que sí podemos, sobran razones para unirnos. Aprovecho estas líneas para, a pesar de todas las dificultades que vivimos, enviarles un fuerte abrazo y un deseo de Feliz Navidad. 

¡Qué Dios bendiga a nuestro pueblo!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/12/21/el-laberinto-de-nicolas/

"Producción nacional: la solución"

Por David Uzcátegui  
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

No hay manera de obviar el escenario sumamente complejo que estamos atravesando los venezolanos en el momento actual. La sostenida baja de los precios del petróleo limita el ingreso de dólares al país, mientras las instancias encargadas lucen insuficientes para liquidar las divisas a las tasas oficial y Sicad I.
Una de las trampas que pone en el camino el hecho de ser un país petrolero, es la tentación de adquirir todo afuera y producir muy poco en casa. Hay dinero para comprar lo que se desee al precio que sea, sobre todo cuando el tipo de cambio es favorable a la importación más que a la producción, lo cual ha sido el caso venezolano.

Y lamentablemente no es la primera vez que cometemos este error como país. Quienes acusan a los venezolanos de tener memoria corta, no dejan de tener razón. Esto tiene que ver mucho con aquel famoso editorial de Arturo Uslar Pietri que se titulaba “Sembrar el petróleo” y que hemos citado en más de una oportunidad en esta tribuna, justamente por no haber sido escuchado, ni en su momento ni a posteriori.

Otro gallo cantaría si el abundante ingreso petrolero se hubiera “sembrado”, es decir, si se hubiera invertido en robustecer la producción nacional, en generar la infraestructura y el talento para producir aquí lo que necesitamos.

Pero el facilismo y el inmediatismo –el de antes y el de ahora- nos ha hecho cometer una y otra vez el mismo error como país. Insólitamente, nuestros ciclos de altos ingresos debilitan la producción nacional, y las épocas de vacas flacas –como la que inexorablemente parece venir- nos toman sin dinero para comprar afuera y sin infraestructura para producir aquí.

Pareciera que este razonamiento en el momento actual es llorar sobre la leche derramada; pero no es así. Quien observe su entorno con agudeza, podrá encontrar siempre venezolanos creativos y trabajadores que le han apostado a la creatividad en escenarios adversos y que continúan siendo productivos aunque tengan que agarrarse de un clavo caliente para poder seguir adelante.

El proverbial ingenio del venezolanos se ha puesto a prueba en estos días, cuando quienes aún le apuestan a la producción nacional tienen que ingeniárselas para conseguir materia prima, conseguir permisología, lidiar con entornos jurídicos que no la ponen fácil y finalmente convivir con un sistema cambiario complejo, que ofrece una moneda preferencial a la cual no siempre se puede tener acceso aunque se cumplan todos los requisitos.

Si eso no es contar con gente trabajadora, valiente y verdaderamente heroica, entonces no sabemos qué es. El recurso humano, que es lo más importante, está aquí, y está dispuesto a salir adelante por encima de las dificultades.

Falta, eso sí, que quienes hoy administran al país dejen de poner el foco en el problema y comiencen a apuntalar las soluciones.

Todo el entramado económico de Venezuela está marchando en una dirección equivocada. Somos muchos quienes llevamos años señalándolo, pero no se nos ha escuchado. Aquí no se trata de izquierdas ni de derechas, se trata de hacerlo mal o bien. Y todos los venezolanos estamos interesados en que se haga bien. No se le apuesta al fracaso del gobierno; pero sí es necesario reiterar el llamado a pensar en soluciones alternativas. Una de ellas es la producción nacional. Los emprendedores los tenemos. Nada más falta apoyarlos.

martes, 16 de diciembre de 2014

"Tiempos aún más difíciles"

La verdad es que seguimos muy preocupados por la caída de los precios del petróleo. A quienes nos duele esta patria no podemos ser indiferentes con esta situación, porque el año que viene se vislumbra muy duro, nos vienen tiempos aún más difíciles. El precio del petróleo ha caído alrededor de 40% y esta semana se cotizó por debajo de los 60 dólares.
Aunque desde el inicio del año no se esperaba esta caída, los precios del petróleo siempre han sido volátiles, por lo que un gobierno serio habría tomado previsiones, en lugar de improvisar como ha hecho hasta ahora. El gobierno debió reducir la dependencia del petróleo y ahorrar en las épocas de bonanza para enfrentar las épocas de caída, pero lamentablemente no hizo ninguna de las dos cosas, y nuestro pueblo es el que paga los platos rotos.
Es conveniente que nuestro pueblo sepa que de cada 100 dólares que entran al país,  96 provienen únicamente del ingreso petrolero, es decir, actualmente somos completamente rentistas y, lamentablemente, el desplome de los precios del petróleo tendrá efectos negativos para nuestra debilitada economía. Producto de la destrucción de la producción nacional, cada vez se necesitan más divisas para importaciones. Entre 1999 y 2013, las importaciones se multiplicaron por 3,6. Al menos 50% de los alimentos y 60% de las medicinas son importadas.
Necesitamos importar cada vez más, porque nuestra capacidad de producir en el país es cada día menor. Industrias en manos del Estado, que antes eran referencia internacional, en este momento están en el piso. Sidor por ejemplo, produce a niveles mínimos históricos.  Sólo 2% de los 4 millones de hectáreas de tierras en manos del Estado están productivas.  51% de la capacidad de almacenamiento de cereales y de cientos de plantas manufactureras tienen ineficiencias. Incluso Pdvsa produce menos. La situación actual es tan crítica, porque otros sectores que podrían ser exportadores como hierro, acero, químicos y agricultura están en el suelo,  y no pueden generar divisas para compensar la caída de los precios petroleros.
Lo cierto es que al caer los precios de la cesta petrolera, la cantidad de divisas que entra al país es menor, lo que lamentablemente incide en que se tengan menos dólares para la importación y esto se traduce en más escasez, porque prácticamente todo lo que consumimos en el país es importado. Hasta el llamado pabellón nacional, ya dejó de serlo, porque las caraotas, el arroz y la carne se traen de afuera. Se salvan los plátanos, aunque cada vez la producción de este rubro es más baja, luego que el Gobierno expropiara una cantidad importante de tierras en las que se cultivaba este fruto. Quien aún produce en nuestro país merece ser llamado héroe, porque el gobierno lejos de apoyar a nuestros productores, cada día les pone más trabas.
En un país con prácticamente nada de producción nacional, y ante la caída de los precios de petróleo, el Gobierno se verá en la necesidad de “cuidar” aún más las divisas de las que dispone, mediante la reducción de las importaciones. Es decir,  seguiremos expuestos a las interminables colas para comprar todo. Hay que rechazar que en un país con tantas bondades y tantas tierras fértiles estemos pasando por esto. Hay que rechazar que nuestras madres vivan en una angustia constante, porque no consiguen leche ni pañales para sus hijos.
La crisis que estamos pasando actualmente se debe a que el gobierno no construyó una economía sólida, diversificada e innovadora, y además destruyó la confianza para invertir y producir en el país. Cuando el gobierno tuvo abundancia de recursos los usó de forma irresponsable, es decir, se emplearon para pagar varias veces obras que siguen sin construir, se entregaron dólares a empresas de maletín, se derrocharon recursos en gastos suntuarios como aviones y carros de lujo,  y también se hicieron regalos a otros países tanto en petróleo como en divisas.
Lo que se necesita con urgencia es un proyecto para paliar lo que nos viene. Un conjunto de medidas específicas diseñadas para superar la crisis. Metas concretas, lapsos de tiempo y autoridades responsables. En lo que va de gobierno se han seguido tomado medidas improvisadas, y se han prometido ajustes  que no se han dado. Para recuperar la confianza es necesario reducir la incertidumbre, que nuestro pueblo sepa cuáles son las medidas que se implementarán.
Aunque debemos estar preparados y más unidos que nunca para lo que nos viene, porque muy probablemente el gobierno en su desespero de encontrar oxígeno financiero,  aumentará las tarifas de los servicios públicos y los precios de algunos productos, que hasta ahora han sido intocables, como la gasolina. Estas medidas tendrán efectos inflacionarios y recesivos, desmejorando las condiciones laborales e incluso limitando los puestos de trabajo y el poder de compra de nuestro pueblo.
Todas las consecuencias negativas podrían mitigarse si se redujeran los regalos petroleros a otras naciones, si el país tuviera un elevado nivel de reservas internacionales, si se pudieran incrementar substancialmente las exportaciones no petroleras, y si se contara con un robusto aparato productivo interno que pudiera elevar la producción nacional y reducir la dependencia de las importaciones, además de corregir fallas en el sistema cambiario. No se trata solo de devaluar el tipo de cambio, sino de garantizar que las divisas lleguen realmente a manos de quienes las necesitan para producir en el país. También se debe exigir transparencia y responsabilidad fiscal y monetaria, el Banco Central de Venezuela, no debe seguir imprimiendo dinero inorgánico para financiar los gastos del Estado, a costa del valor de nuestra moneda.
Sin embargo, sabemos que estamos frente a un gobierno que sigue empecinado en defender un modelo económico decadente, que está más que comprobado que no funciona.
Ahora más que nunca, ante el escenario que tenemos en el panorama inmediato, nuestro pueblo debe unirse, porque un pueblo unido avanza. Estamos seguros que más temprano que tarde, nuestro petróleo será utilizado como el motor para impulsar nuestra economía, para reactivar la producción nacional y generar las oportunidades que nuestro pueblo merece. Ahora más que nunca, pensemos con firme convicción que siempre al final del túnel hay una luz que alumbrará a la Venezuela que todos soñamos.

¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/12/14/tiempos-aun-mas-dificiles/

lunes, 8 de diciembre de 2014

"La oportunidad del turismo"

Por David Uzcátegui  
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

La reciente culminación del Festival Internacional de Turismo de Venezuela, vuelve a colocar en la agenda pública el potencial turístico de Venezuela y su consecuente pregunta: ¿por qué no lo desarrollamos?
Aprovechemos que fue el gobierno nacional quien puso calor al tema para tomar en serio su palabra y desgranar estos buenos propósitos que nos beneficiarían a todos.
El ministro del poder popular para el Turismo, Andrés Izarra, lanzó una meta audaz al cierre del encuentro: llevar la industria turística a representar el 9% del Producto Interno Bruto, a partir del 4% actual, lo cual significaría más del doble. Este propósito debería ser alcanzado para el año 2019.
Una meta por demás ambiciosa, especialmente cuando los más diversos sectores de la vida pública nacional reconocen que Venezuela no está en su mejor momento. Los precios del petróleo siguen a la baja y para nadie es un secreto la dependencia que aún mantenemos de nuestro principal recurso.
Pero quizá justamente por ello, es el momento de pensar en fuentes alternativas de ingreso. Existirán fatalistas que afirmen que no es el momento y que ya el tren se nos pasó. Desde esta tribuna, preferimos asegurar que justamente esa contingencia nos da un sentido de necesidad que puede impulsar el tan postergado espaldarazo al turismo receptivo en Venezuela.
¿Cuáles son los requisitos para ello? Ponemos en primer lugar la conciliación nacional. Mal podemos ser anfitriones si en nuestro hogar estamos escindidos. Y no se trata solamente de proyectar una mala imagen. Es un asunto de ser eficientes.
El turismo no es solamente un asunto de gobierno nacional, aunque sea esta instancia la que deba coordinar e impulsar los planes en macro. Es además responsabilidad de las administraciones regionales y locales, las cuales llevan un enorme protagonismo por conocer el tono, el color, las fortalezas y las debilidades de cada rincón de nuestro país.
Y en ese sentido, hay que recordar que dichas instancias de gobierno están en manos de diversos colores. La descentralización también es un tema que toca al turismo, porque toca a todos meter el hombro a un propósito de semejantes dimensiones.
Otra tarea entre las numerosas que se deben acometer para impulsar la recepción de turistas extranjeros es el asunto cambiario. Los diversos niveles del control de cambio actual crean confusión y circunstancias complejas no solamente entre los venezolanos, sino también entre quienes nos visitan.
La preocupación por la unificación cambiaria es de tal nivel, que importantes personeros del Ejecutivo la plantearon con mucha seriedad recientemente. Suponemos que su demora se debe a que es un asunto delicado y complejo; pero no al hecho de que sea menso preciada.
Finalmente, hay que afrontar la distorsión del negocio de las aerolíneas en el país, y aprovechar que muchas de ellas valoran la trascendencia de nuestro mercado y por ello están dispuestas a negociar la deuda que Venezuela mantiene con ellas. Recordemos que les toca traer a esos viajeros que aspiramos a recibir.
Quedan pendientes otros asuntos como seguridad, vialidad, entrenamiento de personal y conciencia de servicio. No está nada fácil; pero no podemos amilanarnos. Recordemos que de las crisis nacen las oportunidades. Cualquier visionario de vocación diría que es ahora o nunca.

"Un condimento amargo"

Esta semana arrancó lo que nuestro pueblo llamaba, el mes más bonito del año, y decimos llamaba, porque las políticas erradas de un gobierno, cada día más impopular, hacen que la mayoría de los venezolanos veamos estas fechas bajo la sombra de la incertidumbre, producto de una crisis que nos golpea a todos, especialmente a nuestro pueblo más pobre. Y aunque Nicolás pretenda con un decreto imponer alegría, los motivos para celebrar, lejos del encuentro familiar, cada vez son menos.
La verdad es que la felicidad no se decreta, ni se compra pagando artistas internacionales para un concierto ¿Cómo puede estar feliz una madre que no tiene para darle el Niño Jesús a su hijo? ¿Cómo puede haber felicidad en casa cuando se tiene un enfermo y no se consiguen las medicinas para aliviarlo? ¿Cómo nuestro pueblo puede estar en paz y relajado en estas fechas, cuando permanentemente el gobierno acostumbra anunciar medidas impopulares que profundizan la crisis siempre a final de año?
Y es que todo apunta a que nuevamente el regalo de Navidad o el estreno de Año Nuevo para nuestro pueblo, de parte del grupito de enchufados, será meterle la mano al golpeado bolsillo del venezolano, ya que esta semana supimos que el gobierno estudia ejecutar modificaciones al Sicad 2, así como algunos cambios en el Cencoex.
Firmas reconocidas como Barclays Capital, sostienen que el gobierno aplicará un tipo de cambio dual para el año 2015, con su consiguiente devaluación, es decir, que el gobierno se lanzará una nueva devaluación disfrazada, en la que muy probablemente se eliminarán las ventas de divisas a través de Cencoex a 6.30 bolívares por dólar, tasa que realmente ya no existe. Nada se puede importar a esa tasa, y ahora pretenden transferirlas a la tasa Sicad 1, y devaluar este último a un promedio de 20 bolívares por dólar durante el año 2015, mientras que la tasa de Sicad 2 podría devaluarse a un promedio de 90 bolívares por dólar.
Esta nueva señal es un condimento más que, lejos de endulzar, amarga más el plato de la inflación y la escasez que nuestro pueblo se come a diario. Esas medidas son una señal del desespero de un gobierno que perdió la perspectiva, que vive en un mundo paralelo, disociado de las verdaderas necesidades del pueblo.  De un gobierno que ni siquiera para mentir se pone de acuerdo. De un gobierno que dice que la escasez es culpa de la guerra económica, cuando ya cada vez son más venezolanos, los que han abierto los ojos y saben que la verdadera guerra económica es del gobierno contra el pueblo.
Si, mentiras, una tras otra, como la que nos dijo Nicolás hace un año, cuando anunció que crearía una comisión especial para que investigara el destino de las divisas que se otorgaron a las empresas de maletín, esas mismas que se robaron 25 mil millones de dólares que hoy están haciendo falta para comprar alimentos y medicinas. ¿Qué pasó con esa investigación? Nada, como siempre, puros ofrecimientos en cadena de radio y televisión, pero no se han concretado acciones, porque detrás de esos ilícitos hay enchufados del propio gobierno que no serán desenmascarados. Así siempre actúa el gobierno, no investiga el destino de esos recursos, pero seguramente se lanzará esa nueva devaluación que le meterá la mano al bolsillo del venezolano.

La reflexión que sacamos de todo esto es que es necesario rescatar el valor de la palabra de quienes ejercemos la política en este país. Para nosotros la palabra empeñada vale, cada vez que asumimos un compromiso es para cumplirlo, así trabajamos nosotros en Miranda. Qué lástima que para este grupo de enchufados la palabra no valga nada. Ellos dicen defender el socialismo y al pueblo, pero nos seguimos preguntando a cuál pueblo, porque la señora que pasa horas en una cola para comprar una harina para hacerle la arepa a los muchachos, o la que se queda sin pañales o leche para sus hijos, siguen sin ser defendidas.
Esas acciones son las que cada día hacen más impopular a este gobierno, como lo revela un reciente estudio, que afirma que el 81.1% de los venezolanos piensan que Nicolás fracasó en mantener el abastecimiento de bienes básicos y que 85.7% de nuestro pueblo considera que el país está sumido en una situación de crisis.
Esos son los logros de este gobierno, que anunció con bombos y platillos un aumento de salario mínimo, cuyo monto diario no alcanza ni para comprar una empanada. Así está nuestra Venezuela actualmente, lamentablemente, la realidad es que la cena navideña va a estar ausente en casi el 80% de los hogares de Venezuela, ya que solo las familias que perciban más de tres sueldos mínimos podrán costear los gastos alimentarios de la temporada decembrina.
Y es que hemos visto que todos los precios suben constantemente, ¿cómo no va a ser así, si todo es importado? Un país no puede avanzar cuando depende de las importaciones para obtener los productos básicos. En 11 meses el precio de los productos utilizados para la preparación de recetas en Navidad registró un aumento de 124%. En 2013 la canasta navideña se ubicaba en 6.411,13, y para noviembre de 2014 pasaba de los 14.386 bolívares, en un año la canasta navideña aumentó más del doble. Y ¿cuánto cuesta un pan de jamón? 400 bolívares. No hablemos de la hallaca, que subió 300% en comparación al año pasado en los establecimientos del gobierno.
Este gobierno pone cada vez más cuesta arriba el día a día de los venezolanos, quienes no solo deben cumplir con su trabajo, en el mejor de los casos, o inventarse una para rebuscarse, y así poder costear lo básico, si no que además, ahora deben invertir horas en colas para poder adquirir los productos y alimentos. Todo esto se debe a este modelo fracasado que el gobierno insiste en mantener pero que nos ha llevado a la crisis que hoy en día vivimos. Ningún país de nuestra Latinoamérica ha comprado ese modelo atrasado.
Pero todo esto que estamos viviendo, tiene que darnos más fuerza. Hacer de los problemas la razón perfecta para formar un frente de lucha que nos permita impulsar el cambio que todos los venezolanos queremos. Para construir un país de oportunidades y una Venezuela en la que se apoye la producción nacional para generar empleo. Una Venezuela en la que diciembre si sea y lo veamos como el mes más bonito del año. Ahora más que nunca sobran las razones para unirnos.

 ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/12/07/un-condimento-amargo/

lunes, 1 de diciembre de 2014

"Puro pote de humo"

Casi el 90% de los ingresos de nuestra Venezuela dependen de la producción petrolera, realidad que nos convierte en uno de los países, por no decir la única nación del planeta, más afectada por la caída de los precios del petróleo. Y aunque Nicolás lo niegue irresponsablemente y diga que nuestro país está blindado, nuestro pueblo seguirá sufriendo serias y terribles consecuencias con tal hecho. El viacrucis que hoy vivimos los venezolanos producto de la crisis económica lamentablemente se agudizará, porque nuestro país es hoy más rentista que nunca.
Hoy nuestro pueblo está sufriendo. Cada venezolano tiene ahora en su espalda una cruz. No hace falta llegar a las comunidades más pobres, donde el padecimiento es aún mayor, para darse cuenta de que esta es una realidad que no exageramos. Así como tampoco exageramos al decir que la crisis económica, que generó este gobierno con su modelo desfasado y corrupto, puede llevarnos al fondo del océano.
No olvidemos que el descenso de los precios del petróleo llega, justamente, cuando los venezolanos debemos sortear problemas como el drama de la escasez de alimentos y medicinas, una inflación que supera el 70%, ausencia de fuentes de empleo formal, el colapso de la infraestructura de nuestro país, la crisis del sistema de salud y otra serie de dificultades, producto de la ineptitud, mediocridad y la manera obtusa de gobernar de un grupito de enchufados, que ha destruido nuestro país.
A quienes nos duele esta hermosa patria, estamos sumamente preocupados con la caída de la renta petrolera. Además, es nuestra obligación advertirle a nuestro pueblo que las cosas pueden ponerse peor de lo que ya están. La calidad de vida de nuestro pueblo seguirá deteriorándose. Cada día se hará más complicado conseguir alimentos, medicinas, materiales de construcción, insumos médicos, repuestos para la nevera, para el autobús, y para el carro.
Ante una situación como la que estamos viviendo, un gobierno serio y responsable estaría informándole a sus ciudadanos cuáles son los cambios y acciones a emprender para hacerle frente a la caída del precio del crudo, de las acciones a tomar para salir del modelo rentista a uno que impulse la producción nacional para, al fin de cuentas, convertir el petróleo en el gran motor que permita diversificar nuestra economía y hacer más poderosas nuestras vidas.
Pero no, la única acción emprendida por los del gobierno fue suplicar a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) que redujeran la producción diaria de 30 millones de barriles de crudo, como un mecanismo para intentar frenar el descenso de los precios. ¡Qué vergüenza! Esa es la gran solución que ellos plantean, cuando destruyeron, acabaron y politizaron nuestra industria petrolera. Una industria que era ejemplo en el mundo y que hoy apenas está operativa. Tal ha sido la destrucción, que con este gobierno hemos tenido que importar no sólo petróleo, sino también algunos de sus derivados como gasolina, diésel y lubricantes.
Los demás países miembros de esa organización no tienen la culpa, de que el grupito de enchufados, ese mismo al que los seguidores del presidente Chávez señalaban como el entorno responsable de los principales problemas del país y que hoy están gobernando, hayan despalillado los millones de dólares que ingresaron a nuestra Venezuela producto de la bonanza petrolera más importante de la historia de nuestra nación.
Para complicar más el panorama, no es sólo que el gobierno no tomó previsiones y no ahorró recursos durante el boom de precios petroleros, sino que además hipotecó a intereses extranjeros nuestro hermoso país. Eso tiene que recordarlo siempre nuestro pueblo, tenemos el mejor país del mundo, pero lamentablemente tenemos el peor gobierno que una nación pueda tener.
La única forma de salir de este mal gobierno y superar esta crisis es a través de la unión de todos los venezolanos. Para cambiar de una vez por todas este modelo se necesita que todos, pensemos como pensemos, nos unamos en función de superar esta situación. No olvidemos que no se trata de un cambio de forma, sino de fondo. Se trata de derrotar un modelo atrasado, que cada día nos pone la vida más difícil. Eso sí, el cambio que nosotros promovemos y defendemos es constitucional, pacífico, electoral y profundamente democrático.
Al pueblo que todavía cree en el gobierno se lo digo clarito: ese modelo no sirve y lo que no sirve hay que cambiarlo. No puede ser que tengan que hacer largas colas para comprar leche, harina y pañales y sigan defendiendo lo indefendible y justificando lo injustificable. Es hora de pensar en su familia, en sus hijos. Es hora de pensar en el futuro, en su progreso, en el avance de su comunidad, de su estado y de este hermoso país. Ese es el mensaje que debemos llevar, sobre todo, a los que aún están confundidos. No olviden que las largas colas que tienen que hacer para comprar algo, la inflación que se come su salario, el ruleteo en los centros asistenciales y la inseguridad en las calles, son responsabilidad de Nicolás y su gobierno.
Ahí está, ya en octubre decretó unas “Navidades Felices”, como si la felicidad de nuestro pueblo pudiera decretarse. Con ese fulano decreto lo que buscan, al igual que con la persecución a dirigentes de la oposición, es distraer la atención sobre los verdaderos problemas que enfrentamos a diario, puro pote de humo.
Yo les pido a todos que no se dejen engañar ni manipular, y no dejemos de luchar por este hermoso país. Nuestra Venezuela bien merece la pena. Tenemos el mejor país del mundo, pero todo lo que nos está sucediendo, hace que lo negativo desplace a lo positivo y muchas veces nos dejamos desalentar. No es mentira ese dicho que reza que nunca está más oscura la noche, que cuando va a amanecer. No duden que aclarará la mañana en nuestra Venezuela, a veces los cambios tardan un poco más, pero llegan.
Sigamos trabajando y haciendo lo que cada uno de nosotros tiene que hacer hasta lograr que tengamos un gobierno comprometido y responsable con los venezolanos. Sí es posible que juntos podamos construir un país, donde los ingresos petroleros se manejen de manera transparente y sostenible. Que la renta petrolera sirva para responder a los principales problemas del país. El modelo progresista en el que creemos, utiliza el petróleo como una palanca para construir oportunidades para todos por igual. Recuerden siempre que sobran razones para unirnos.

 ¡Que Dios bendiga nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/11/30/puro-pote-de-humo/

"Obama y los Republicanos"

Por David Uzcátegui  
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

Las elecciones parlamentarias de “medio término” en Estados Unidos, colocan al presidente Barack Obama ante una verdadera prueba de política y democracia. Pero ojo, otro tanto sucede con el Partido Republicano, triunfador en la contienda.
Y ello nos lleva a observar cómo proceden los poderes que se hacen contrapeso en una democracia. Cómo operan y maniobran para defender los espacios ganados en el marco de la institucionalidad.
Los últimos días han supuesto un interesante pulso entre el poder Ejecutivo y el Legislativo en la nación norteña, en el cual puede haber subido la temperatura y se puede haber llamado la atención de la opinión pública por encima de lo usual; pero jamás se han transgredido las costumbres del buen ejercicio de la política.
Al anunciar la polémica “acción ejecutiva migratoria”, el presidente Barack Obama abre la puerta a balancear su récord de más de 2 millones de deportados, con los 5 millones que podría amparar de la deportación de manera temporal. El jefe de Estado parece encaminarse a redimir ante los hispanos su imagen marcada por seis años de deportaciones. Y esto lo ha colocado en un enfrentamiento con sus opositores políticos.
En la ocasión, Obama citó la aprobación en el Senado el año pasado de un proyecto de ley bipartidista, el cual calificó como de “sentido común” y criticó el freno impuesto por la oposición republicana en la Cámara de Representantes.
El mandatario agregó que sigue creyendo que la mejor manera de resolver este problema es trabajar juntos para aprobar ese tipo de leyes. Sin embargo, recordó que hasta que eso ocurra, hay medidas que tiene la autoridad legal para tomar como Presidente.
Los llamados “alivios migratorios” se pondrán en marcha en 2015; pero los Republicanos, apoyados por un abogado conservador, Kris Kobach, prevén presentar una demanda para frenarlos a comienzos de diciembre.
Las medidas representan los cambios más grandes a las fracturadas leyes de inmigración del país en casi tres décadas. Con la situación actual, se prevé el escenario de un intenso forcejeo  entre los dos grandes partidos estadounidenses, que ocupará los últimos dos años de la presidencia de Obama.
El mandatario afirmó que sus decretos constituyen un plan congruente con lo que otros presidentes de ambos partidos han hecho anteriormente. No parece otorgar mayor importancia a la molestia que exhiben sus adversarios políticos.
Estamos pues, ante un intenso contrapunteo de poderes que merecen la atención internacional, y  cuyos pormenores son verdaderas lecciones de cómo proceder en el ejercicio de posiciones de poder en naciones democráticas.
Y esta situación se intensificará sin duda, al haber recibido los Republicanos la aprobación del electorado. Hasta dónde puede llegar la contienda sin traspasar los límites; pero sin significar tampoco que ninguno de los interesados baje la guardia, solamente lo dirá el tiempo.
Si todo sale bien, de este pulso de contrapesos debería salir beneficiada la ciudadanía. Y la política debería subir un escalón como disciplina para optimizar la convivencia humana.