Ahora, a quienes ocupan Miraflores, en su empeño por mal
gobernar, les dio por correr la arruga de una nueva manera: nombrar unos
Estados Mayores para supuestamente atender lo que durante quince años
no han podido resolver. Lo curioso es que esos Estados Mayores lo
integran los mismos ineficaces, cómplices e incapaces que han estado al
mando de las decisiones que han tomado en todo este tiempo, sin darle
soluciones a los venezolanos.
Es decir: crean unos nuevos Estados Mayores pero a la cabeza de ellos
está la misma gente y los mismos guisos, para cometer las mismas
torpezas.
Un ejemplo clarito de su ineficiencia es que dejaron que algo tan
importante como la salud pública se viniera al suelo, por no querer
invertir los recursos necesarios, y por negarse a contar con el apoyo
del talento venezolano, de la gente que sabe. Ahora tenemos hospitales
donde ni siquiera le dan la comida a los pacientes, no hay ascensores,
el personal está mal pagado, corren riesgos innecesarios y los
procedimientos que en cualquier país serían rutinarios se ven
contaminados con chanchullos, palancas y corrupción. Y mientras en
gobiernos como el de Miranda tenemos 72 centros de salud, que
construimos desde cero y logrados con un presupuesto ajustado, ¿dónde
están quienes permitieron que esta crisis llegara a tales niveles? ¡Son
los mismos incapaces que ahora conforman un supuesto Estado Mayor!
No
saben qué inventar para seguir jugando con la esperanza de la gente.
Pero el nuevo invento de Nicolás no es sino una muestra del desespero,
del desastre y de su incapacidad para reconocer los errores: un Estado
Mayor para vigilar la economía, ante la escasez y el altísimo costo de
la vida que los venezolanos ven inflarse mes tras mes. ¿Quién es el
culpable de dos devaluaciones, una tras otra, y del Paquetazo Rojo?
¿Quién es el que tiene a la producción nacional asfixiada y no le
permite progresar? ¿Quién es el incapaz que permite que los enchufados a
su gobierno hagan negocios con empresas de maletín y dólares que
terminan embolsillándose? ¿Quién es el que se hace el loco cada vez que
le recuerdan Pudreval y la cantidad de comida podrida que, además, luego
intentaron llevar a las familias necesitadas de Haití, en uno de los
actos de crueldad y corrupción más vergonzosos de nuestra historia? Por
más que quieran intentarlo, el pueblo no olvida. Este gobierno
hambreador ha cometido demasiados errores.
Y ahora tiene la cachaza de decirle a la gente que las colas que se
hacen en los abastos, los mercados y los supermercados son porque le
están saboteando su gestión. ¿Pero de cuál gestión estás hablando,
Nicolás, si desde que estás ahí lo que has hecho es equivocarte y poner a
la gente a pasar trabajo? Si las colas en las cadenas privadas son,
supuestamente, por sabotaje, ¿cómo le explican a la gente las colas y
los anaqueles vacíos en los mercales y abastos del gobierno? Con la cara
bien lavada, le dicen a la gente que ha aumentado la capacidad de
consumo, cuando más bien la escasez ha convertido a la inflación en un
monstruo que desde el partido de gobierno no han podido parar ni
siquiera maquillando las cifras. ¡Respeta el hambre de la gente y asume
tu fracaso!
La gente tiene bien clarito que lo que han hecho ha sido
empobrecerlos a punta de malas decisiones de gobierno y de hacerte la
vista gorda con quienes están desfalcando al país.
Ahora, mientras los productores venezolanos le propusieron al
gobierno sentarse a resolver el problema del desabastecimiento en un
lapso de seis meses, en Miraflores prefirieron comprarle toneladas de
alimentos a otros países, dejando en el aire a la gente que de verdad
quiere que el país salga adelante y aplicar todo su conocimiento para
hacer que el país progrese. ¿Y así hablan de independencia y de
soberanía, estos que no dejan que nuestros campesinos produzcan y han
empeñado nuestra economía?
Yo no tengo nada en contra de los otros países, que toman decisiones
de negocios que benefician a su gente. Es lo que debería hacer cualquier
gobierno. Pero el nuestro sigue resolviendo los problemas de los
vecinos a costa del hambre de nuestra gente, el padecimiento de nuestros
productores y el esfuerzo perdido en cada lugar donde alguien quiere
echar para adelante y la burocracia lo que hace es ponerle trabas.
Nosotros sabemos que en Venezuela tenemos mucho talento y recursos, pero eso no nos servirá de nada mientras el país siga
en manos de unos ineficaces que hasta el día de hoy no tienen nada de
qué enorgullecerse. Se marean a sí mismos con un discurso de
politiquería barata, pero ya la gente sabe que ellos no son quienes le
van a solucionar los problemas del día a día. Incluso, ya están
fingiendo escenas de afecto obligado, porque empiezan a sentir temor:
saben que la gente está molesta e incluso su militancia no está
dispuesta a aguantarles una más.
Están perdidos porque tienen miedo. Cada cadena que hacen, cada
mensaje que intentar meterle a la gente, se les convierte en una muestra
de debilidad. Acabaron con los hospitales, acabaron con la economía,
acabaron con todo, pero ahí está intacto el talento de nuestra gente y
la esperanza del pueblo puesta en las ganas de progresar.
Nosotros lideramos una nueva manera de hacer política que no va a
dejar sola a la gente de bien, hagan lo que hagan los ineptos de
Miraflores.
Este país ya cambió. Es hora de que el futuro se convierta en
presente: los resultados del 8 de diciembre serán apenas una de las
grandes muestras que recibirán los enchufados, hasta que se den cuenta
de que es hora de hacerse a un lado: nadie tiene derecho a frenar el
futuro. No lo permitiremos.
¡Sigamos adelante y sin miedo! Ya estamos construyendo juntos un país mejor. ¡Que Dios bendiga a Venezuela!
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