Jamás me pondré de rodillas ante este gobierno. Nunca. Los
venezolanos tienen constancia de eso: lo saben tanto quienes me han
confiado su voto y su confianza como quienes se han ido dando cuenta de
que quienes ocupan Miraflores se siguen burlando de sus esperanzas.
Estoy orgulloso de liderar una nueva manera de hacer la política que
es honesta y transparente. Gobernar para darle soluciones a los
venezolanos, sin importar cuántos obstáculos nos pongan por delante esos
que sólo están preocupados por mantenerse enchufados al poder.
Mientras
Nicolás y su combo se rodean de cómplices en lugar de gente que
trabaje, en la Gobernación de Miranda tenemos un ejemplo de cómo el
poder puede ponerse verdaderamente al servicio del pueblo y no de unos
politiqueros habladores de paja.
En Miraflores como que no se han dado cuenta del peligro que corren:
se han convertido en las primeras víctimas de sus embustes. Perdieron
cualquier contacto con la realidad y con los problemas de los
venezolanos. Mientras en las calles nuestra gente está pasando más
trabajo que nunca, ellos se reúnen entre compinches, dejando al pueblo
bien abajo en sus prioridades.
Recientemente Nicolás intentó disfrazarse una vez más de líder
nacional, reuniéndose con candidatos y autoridades que hoy están en los
puestos que ocupan por ser leales a un modelo fracasado, que cada
díahambrea más a las familias del país. Eso sí: no nombraron ni por
equivocación a más de un líder regional de esos que andan desaparecidos y
que, sin procesos de consulta sino a dedazo limpio, fueron retirados de
algunas gobernaciones y alcaldías de una manera muy sospechosa.
Debe ser que creen que porque somos un pueblo pacífico también somos pendejos.
Pero se equivocan: ya no pueden tapar el nivel de corrupción que se
les rebosó por todos lados. Nicolás y su combo no hayan cómo hacer para
esconder las evidencias de la cantidad de billete que se han robado los
corruptos vinculados con su partido. Pero nuestro pueblo está clarito:
sabe que la corrupción galopante está íntimamente ligada con la manda de
ineficaces que han llevado al país a la quiebra.
Pero lo que más les cuesta entender es que nosotros sigamos aquí: en pie de lucha y sin rendirnos.
Sin importarnos la guerra sucia, la complicidad entre los poderes o
todos los obstáculos que han intentado ponerle a la gente para que
escuche nuestro mensaje.
¡Vaya que te equivocaste con nosotros, Nicolás!
Lo único que lograron con tanto intento de distraer a la gente y
mentirle ha sido que el pueblo se envalentone y ya no tenga miedo ni
acepte chantaje. Hoy, cuando los cabecillas del partido de gobierno se
quedaron sin plata porque o se la robaron o la malgastaron, ya ni
siquiera tienen con qué comprar las consciencias que nuestro trabajo y
nuestra propuesta de país está despertando, poco a poco y una por una.
Hoy no hay nadie, ni siquiera dentro de su militancia, que tenga la
más mínima duda sobre cuánto se ha equivocado en Miraflores ni sobre
dónde está instalada la corrupción. La gente sabe que están importando
desde alimentos hasta combustible. La gente sabe que los enchufados
están raspando la olla y llevándose la plata en sus empresas de maletín.
La gente sabe que el gobierno nacional no ha podido darle
solución aninguno de los problemas reales que afectan la vida de la
gente. La gente sabe que no dan pie con bola desde hace rato.
Las políticas económicas han sido un fracaso tan rotundo como todas
las políticas públicas que tiene que ver con la salud, la seguridad o la
producción nacional.
Ya en Miraflores no gobiernan: para lo único que tienen tiempo es para ver de dónde aguantarse ante el desastre que se les vino encima.
¡Por eso no pueden entender de dónde sacamos las fuerzas para seguir
en pie! Pero yo se los voy a
explicar, para que ellos también despierten.
Y lo hago por una razón específica: este país que estamos construyendo
junto a la gente también los incluye a ellos, porque sabemos que en
algún momento le vamosa dar la oportunidad de vivir en carne propia el
hecho de que Venezuela tenga el gobierno que merece.
Sacamos nuestra fuerza de cada venezolano que quiere un país mejor
donde pueda cumplir sus metas. Sacamos nuestra fuerza de cada hermano y
hermana que tiene una posición política distinta a la nuestra, pero se
suma a nuestra lucha porque sabe que el país que queremos es para todos.
Sacamos nuestras fuerzas de cada venezolano que se fue y de cada uno de
los que siente que no tiene futuro en su propio suelo, porque sabemos
que somos la esperanza que necesitan. Sacamos nuestra fuerza de la firme
convicción de que el pueblo venezolano quiere, necesita y merece que
las políticas cambien para que el futuro y el progreso se conviertan en
una realidad.
Sacamos fuerzas de nuestra gente y del pueblo al cual ustedes le
secuestraron las esperanzas y ahora entienden que sólo construyendo el
país entre todos podemos lograr nuestras metas: ese mismo caudal de
venezolanos y venezolanas que ustedes han visto decepcionarse en cada
elección y optar por un proyecto que de verdad los incluya. Saben qué
fue lo que paso el 14 de abril y saben que será imposible repetir el
mismo engaño el 8 de diciembre. El tiempo, la ineficacia y cada una de
sus mentiras sólo harán que seamos más y más fuertes.
Lo he dicho en más de una oportunidad: este camino no empieza ni
termina en un solo punto porque no es el trayecto de un solo hombre.
Este es un camino de verdad, que va creciendo a medida que más y más
gente se incorpora a él. Por eso aquí están los que empezaron desde el
primer día y los que se han ido sumando pasos más adelante, pero sobre
todo están contemplados todos esos que aún no habían confiado en nuestro
proyecto, por temor o por chantaje de los poderosos, pero ahora sienten
que es necesario que las cosas cambien y tienen bien clarito que ese
cambio empieza por perder el miedo y trabajar juntos.
Es el momento de que cada uno de nosotros haga lo que mejor sabe
hacer y sume a quienes todavía creen que las cosas no pueden cambiar.
¡Juntos vamos a lograr cambiar esta realidad!
¡Que Dios bendiga a Venezuela!
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