En el mundo en el que vivimos, la información y la verdad no pueden
detenerse por los caprichos de un gobierno desesperado. Sin embargo, los
enchufados siguen viviendo en el pasado. Eso ha quedado demostrado con
las pataletas recientes que han armado al darse cuenta de que el mundo
entero sabe muy bien que la credibilidad y legitimidad del régimen de
Nicolás están en tela de juicio, a diferencia de su incapacidad que es
cada vez más evidente.
Si algo ha demostrado el pueblo venezolano al mundo entero es que
nuestra lucha no la estamos llevando adelante simplemente para ocupar el
poder: nosotros lo que queremos es rescatar a Venezuela. El partido de
gobierno se sigue equivocando. Están perdidos y, como ya se les ha hecho
costumbre, buscan culpables donde no los hay para distraer a la opinión
pública de lo mal que están llevando sus responsabilidades.
Un ejemplo a la vista: en este momento Venezuela vive una crisis de
salud, producto de lo mal atendidos que han sido los brotes en el pasado
por el Ejecutivo Nacional. Hoy incluso cometen la irresponsabilidad de
ocultar información oficial a los venezolanos, a los medios de
comunicación y a los organismos internacionales. Además, desatienden los
protocolos internacionales para abordar este tipo de casos y son
incapaces de dar un reporte serio tanto de la H1N1 como de cualquier
otro asunto vinculado con la salud pública.
Y así como son ineficaces en el ámbito de la salud, cada uno de los
ministerios y dependencias del Ejecutivo Nacional sigue aplicando
políticas equivocadas, sin terminar de entender que su proyecto de país
fracasó y que el pueblo venezolano lo dejó clarito en las elecciones del
14-A.
Una crisis más que no pueden resolver. Otra crisis que se suma a la
crisis política que ellos mismos construyeron secuestrando las
instituciones y engañando al pueblo que votó el pasado 14 de abril. Otra
crisis que se suma a la crisis de desabastecimiento en la que han
hundido al país por sabotear la producción nacional. Otra crisis que se
suma a la crisis económica que, desde el Paquetazo Rojo que aplicó
Nicolás, ha empobrecido días tras día a los venezolanos y devaluado
nuestra moneda. Otra crisis más, culpa de un gobierno que durante quince
años no ha podido resolver ninguno de los problemas de los venezolanos
pero sí se ha ocupado en resolver problemas a otros países.
¿Qué es lo que desespera tanto a los enchufados de que nuestro
proyecto de país se conozca en el mundo entero? Que ya no les sirve de
nada que su partido tenga secuestradas a las instituciones, ni silenciar
a los medios de comunicación independiente a través de subterfugios
penosos ni que retrasen una decisión del Tribunal Supremo de Justicia
sobre la impugnación de los resultados de las elecciones presidenciales
—del que ya duda hasta su propia militancia— y que el pueblo sigue
esperando sin olvidar nuestra lucha.
Y no les sirve de nada porque contra la verdad no hay poder que valga.
Sin embargo, lo más penoso de la pataleta que despertó en los
enchufados mayores que nuestros países hermanos se enteren de lo que
sucede en Venezuela es ver cómo los cabecillas de este gobierno
extorsionan y amenazan a los pueblos. Ellos, acostumbrados a comprar
apoyo político, no saben cómo reaccionar cuando ven que se hace política
de altura, ésa que hacemos los líderes que trabajamos para conseguir
soluciones.
Ahora demuestran que ya no se conforman con jugar con la esperanza de
los venezolanos, sino que pueden sumar a eso a nuestras naciones
hermanas. Usan a nuestro Libertador cuando les conviene, pero cada día
lo traicionan más y más. ¿Si no cómo puede interpretarse que Nicolás y
su combo amenacen al pueblo colombiano con dejar de apoyar el proceso de
paz con el que se habían comprometido? Pues de una sola manera: no lo
hacían para ayudar a nuestros hermanos colombianos, sino como parte de
su plataforma internacional de mentiras.
Los venezolanos que están viviendo fuera de nuestro país también
forman parte del país que queremos y que merecemos construir juntos. No
en balde en países como Colombia ganamos casi con el 89% de los votos.
Es evidente que eso preocupa a Nicolás y a sus enchufados: mientras
ellos intentan comprar favores a realazo limpio, nosotros tenemos
ciudadanos honestos y con ganas de futuro que demuestran que Venezuela
puede estar mejor, pero que eso será imposible con tantos incapaces al
mando de la Nación.
Afortunadamente, en Venezuela existe un nuevo liderazgo y una nueva
manera de hacer política que cada vez suma más personas. Me enorgullece
liderar esa visión del país que queremos en cada pueblo de nuestra
Venezuela y fuera de nuestras fronteras. ¡El mundo debe saber que en
Venezuela las cosas cambiaron, están cambiando y van a cambiar!
Hemos decidido no abandonar esta lucha por la verdad y, gracias a
este esfuerzo, hemos ido viendo caer las máscaras de los cabecillas del
partido de gobierno, desesperados y hasta quitándose las competencias,
para demostrarse entre ellos quién manda a quién. Pero pronto se
terminará este penoso momento de nuestra historia. Y para eso estamos
llevando a cabo esta indetenible defensa de los derechos y el futuro de
todos los venezolanos.
Venezuela sabe cuál es el camino que lleva al país que queremos todos
los venezolanos: progreso, tranquilidad y futuro. Y en el resto de los
países de la región también lo saben. Tanto los pueblos como los
gobiernos.
¡Qué Dios bendiga a Venezuela! Sigamos adelante: el futuro y la verdad son indetenibles.
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