Un país que se ocupa de la educación es un país que se está ocupando
del futuro. Si vemos la situación en la que el gobierno nacional ha
dejado caer la educación pública, nos quedará claro una vez más que a
ellos no les interesa el futuro de los venezolanos, sino el presente de
ellos, de los enchufados y de sus cómplices.
No apoyan ni fomentan la educación porque quienes insisten en vivir
en el pasado le tienen miedo al futuro, al progreso y a la fuerza que
tienen esa libertad individual y cívica que ejercen y exigen los
ciudadanos.
El conflicto universitario que ha tenido que vivir el país no es un
capricho de los profesores ni de los estudiantes: es una realidad que se
suma a la de millones de venezolanos, en la que los errores de Nicolás y
su combo han venido a empeorar la tragedia de catorce años de políticas
públicas equivocadas.
Y, mientras unos profesores tienen que caminar cientos de kilómetros
para hacerse escuchar y dejarle ver al mundo entero que desde Miraflores
opera un gobierno hambreador, el enchufado mayor sigue regalando los
recursos de los venezolanos a otros países y viajando, cuando nuestros
hermanos y hermanas no saben cómo rendir el poco dinero que devengan por
uno de los oficios más hermosos del mundo: enseñar.
Los presupuestos y salarios justos para las universidades ya dejaron
de ser una realidad palpable para convertirse en algo grave, en un
problema de todos los venezolanos, en una emergencia nacional. Y
nuevamente en Miraflores esperan a que las crisis se agraven y se
conviertan en tragedias para al menos reaccionar, porque no saben cómo
gobernar al país. Su única política, su única ideología es ir de
emergencia en emergencia, de crisis en crisis, sin resolver los
problemas de fondo.
¿Pero qué hay detrás del conflicto universitario de parte del
gobierno? ¡Sus ganas de meterle la mano a las universidades! Y proceden
así porque simple y llanamente no saben entenderse con quienes quieren
ser y son libres.
No les importa si el futuro de miles de estudiantes depende de una
decisión sensata. ¿Cuál fue la reacción de las autoridades ante la
flagrante violencia que ejercieron sus adeptos contra las universidades
del pueblo? El silencio y la complicidad. Darle la espalda a los
profesores. Negarse a ver que nos han empobrecido a todos. Y pueden
hacer eso porque lo único que les interesa es estar pegados al poder y
al billete. Nos aben gobernar: lo de ellos es el pillaje, la
irresponsabilidad y la violencia.
Hacen lo mismo con la salud, con la infraestructura, con la vivienda.
¡Y luego se sorprenden y terminan amenazando y engañando a todo un
país! O trampeando en las elecciones a todas esas personas a quienes
engañaron para secuestrarles su voto —así como le han secuestrados las
instituciones—, pero que despertaron y saben que merecen un país mejor
que el que pueden darle la manada de incompetentes que siguen jugando
con nuestro futuro.
Mantienen su imagen en el exterior a billetazo, a punta de plata y
petrochequera. Uan petrochequera, por cierto, que cada vez tienen más
empobrecida y les resuelve menos problemas. Mientras regalan fortunas a
otros países, se les olvida garantizar una educación superior de
calidad.
Van a reunirse con el Papa en el Vaticano, pero se burlan de quienes
tienen que formar a los profesionales y especialistas del futuro. Las
cabecillas del partido de gobierno son los artífices de políticas
mediocres e ineficaces, incapacitados para gobernar. ¿Será que llevan
tanto tiempo viviendo de estar enchufados que creen que el futuro de un
país se puede construir llenando cada puesto de trabajo con amigotes,
primos, yernos, hermanos, cuñados y enchufados en general? ¡Así piensan
los enchufados!
Gracias a Dios, los venezolanos ya demostraron que las cosas
cambiaron, están cambiando y van a cambiar todavía más. ¡Nicolás todavía
no sabe qué hacer con la lección que le dio el país el 14-A! Pero los
venezolanos saben lo que pasa en el Consejo Nacional Electoral y conocen
las razones por las cuales en el Tribunal Supremo de Justicia se
pelotean la responsabilidad de responderle a los venezolanos: no saben
qué hacer. Cada salida de Nicolás al exterior es un intento desesperado
por ser reconocido, pero sólo le ha servido para poner en evidencia sus
principales características como político: la ineficacia, lo artificial
de su liderazgo y la ausencia absoluta de un proyecto que incluya a los
venezolanos. Y ahora que está entrampado en sus mentiras, y saltando de
una crisis a otra, él mismo es su principal víctima.
Ellos están atrapados en el pasado. Nosotros, en cambio, sabemos que
para construir el futuro que merecemos necesitamos a cada estudiante, a
cada profesor y a cada trabajador de nuestras casas de estudio para que
nuestras universidades se conviertan en las primeras generadoras del
factor humano que, gracias a las capacidades y las vocaciones
convertidas en trabajo, tengamos una vida mejor.
Sabemos que el maestro, el profesor, el docente, es quien tiene la
tarea de educarnos a cada uno de nosotros. Por eso el país entero se
puso de su lado, como hemos demostrado los venezolanos ante las causas
justas. Las universidades son sagradas como es sagrado el futuro de cada
uno de los venezolanos. ¡Que Dios bendiga a cada maestro, a cada
profesor y a cada docente! Ellos son, sin lugar a dudas, los hacedores
del mañana que hemos empezado a construir juntos desde hoy. Voy a
acompañarlos siempre, porque ustedes son el mejor ejemplo de alguien que
dedica su día de hoy para construir un mañana mejor para todos por
igual.
¡Sigamos adelante!
No hay comentarios:
Publicar un comentario