Ayer acompañamos a nuestro pueblo en la Marcha de las Ollas
Vacías, para decirle a este gobierno que la escasez y el alto costo de
la vida nos golpea a todos los venezolanos por igual. A los que viven en
Los Palos Grandes y en Prados del Este, pero también a quienes viven en
Catia, en Macarao y en El Guarataro, o quienes residen en Barrio Sucre y
el 23 de Enero, en San Cristóbal.
Hoy, a los venezolanos nos unen los problemas. Padecemos las mismas
dificultades. Recordemos que el drama de la inseguridad fue el que
originó las protestas estudiantiles en San Cristóbal, protestas que se
extendieron a otras ciudades reclamando soluciones a la inflación, a la
escasez, a la inseguridad y a todo el ejército de problemas que hoy
padecemos. Nuestro pueblo está harto de que lo roben, de pararse a las 3
ó 4 de la mañana para comenzar a hacer largas colas y comprar un solo
pollo y dos kilos de harina para hacer las arepas. Está cansado de abrir
el grifo y que no salga agua. Se siente frustrado por no tener
hospitales que funcionen. Vive amargado de sobrevivir.
No nos merecemos vivir inmersos en una permanente zozobra y angustia.
Ya nuestro pueblo no aguanta más y Maduro lo sabe. Fue irresponsable su
llamado a los grupos paramilitares armados por su propio gobierno, a
que disuelvan las protestas en las calles. Todos lo vieron en cadena de
radio y televisión. ¿Qué es eso? ¿Un llamado a que nos matemos unos con
otros? ¡Declarándole la guerra a nuestro pueblo con sus grupos
paramilitares! Eso tenemos que rechazarlo todos los venezolanos, porque
no podemos ir a una guerra. No podemos resolver los problemas
enfrentándonos unos con otros, mientras el gobierno, que tiene la
responsabilidad de resolverlos, sigue ignorando lo que ahoga a los
venezolanos desde el Palacio.
Nuestro
deber en este escenario es orientar y acompañar las protestas para que
las mismas signifiquen cambio y no frustración y violencia. Calle sí,
queremos potenciar la protesta social y que haya más calle, pero que
esté más organizada y se manifieste sin violencia. Debemos organizarnos
para salir todos unidos a luchar con fuerza para exigirle al gobierno
que deseche su modelo fracasado y trasnochado, por un proyecto enfocado a
la creación de condiciones para que los anaqueles estén llenos de 15 y
20 marcas diferentes de harina, de leche, de aceite y de medicamentos,
para que nuestro pueblo tenga una gran variedad de dónde elegir.
Un país con tantos recursos económicos y naturales no puede seguir
hacia atrás como va. Todos queremos que Pdval funcione y que los
anaqueles de los mercados, de las farmacias, de las ventas de
autopartes, estén llenos de cientos de productos hechos en Venezuela.
Todos soñamos con tener servicios públicos que funcionen y que el dinero
nos alcance.
Siempre lo hemos dicho y lo repetiremos hasta el cansancio. Los
problemas en Venezuela, como la escasez, sí tienen solución. Si el
gobierno, en vez de amenazar, trabaja de la mano con el esfuerzo
privado; si en vez de poner puros pañitos de agua caliente que terminan
por caerse, generara confianza en la economía de nuestro país; si deja
de utilizar los pocos dólares que tenemos para importar y los invierte
en nuestra Venezuela, no solo solucionaría el problema de la escasez y
el desabastecimiento, sino que también generaría empleos y oportunidades
para nuestro pueblo.
El país necesita un giro de 180 grados en la política económica,
porque la producción nacional se ha reducido en el país a niveles nunca
antes visto. Somos un país no solo dependiente de las importaciones,
sino de los reyes del mercado negro que existen para todos los rubros y
que dirigen, en buena parte, los enchufados.
Pero si los venezolanos queremos que el país cambie para que haya
justicia, paz, oportunidades y progreso, debemos unirnos con urgencia,
porque un país no son dos mitades. Para que Venezuela avance debemos
unirnos en torno a nuestros problemas y eso lo seguiré repitiendo las
veces que sean necesarias. O el gobierno escucha lo que pasa o ustedes,
el pueblo venezolano, tendrán la fuerza para cambiar el gobierno.
Nuestro pueblo no puede y no debe acostumbrarse a que las dos
palabras que más se repitan actualmente en la calle, en los abastos y en
cualquier establecimiento comercial sean: “No hay”. No hay leche. No
hay harina. No hay aceite. No hay medicinas. No hay repuestos. Nuestro
pueblo lo ha vivido, sabe que no es un invento, que para comprar lo que
necesitamos debemos visitar varios mercados y, si corremos con la suerte
de conseguir los productos, debemos hacer horas de colas para poder
comprarlos.
A Nicolás se le fue el tema de las manos, por eso trata de hacernos
creer que la escasez es culpa de la empresa privada, consecuencia de las
compras nerviosas, o una campaña de los dirigentes de la unidad para
desestabilizar su gobierno. Ahora asegura que la escasez es producto de
las protestas y los bloqueos de las vías. El gobierno y sus trapos
rojos, para tratar de desviar la atención de nuestro pueblo, sobre su
ineficacia para resolver los problemas. ¿Saben por qué inventan tanto?
Porque están tratando de ver cómo ganan tiempo frente al desastre que
tienen en frente.
Pero los venezolanos estamos claros, sabemos que este problema no
comenzó hace cuatro o cinco semanas. Venezuela hoy sufre una escasez de
cerca del 30% sólo en alimentos, cuando lo normal en un país es del 5%.
Estamos viviendo la situación más crítica en años. El racionamiento en
la compra de alimentos que el gobierno pretende poner en marcha en la
red Pdval, es una muestra más del desabastecimiento que existe en el
país. Una verdadera ironía en un país con tanta riqueza, con las mejores
tierras, con una renta petrolera que debería tenernos entre los países
más prósperos del mundo.
Fueron las malas decisiones de ese grupito de enchufados las que nos
llevaron a este retroceso que hoy tenemos. Nuestro pueblo está viviendo
las consecuencias de esas malas políticas y por eso hoy hay descontento
en los barrios. No hay un rincón de Venezuela en el que nuestro pueblo
no esté descontento por este y otros problemas.
Quiero insistir, así parezca disco rayado, que mientras más
venezolanos luchemos unidos, organizados y sin violencia, más
oportunidades tendremos de lograr que el gobierno obedezca al pueblo en
sus legítimas exigencias de más soluciones y menos cháchara. Toda
Venezuela nos ha visto dejar el pellejo en los últimos dos años de
batallas electorales. Los venezolanos saben que nuestro compromiso con
el cambio es firme, evidente e incuestionable. Nosotros creemos en el
modelo progresista y de oportunidades. Y seguiremos trabajando hasta
tenerlo y unir a nuestro pueblo, porque un pueblo unido es fuerte frente
a un gobierno débil como el de Nicolás. Si los venezolanos, dejamos de
lado nuestras diferencias y nos unimos, habrá un cambio en Venezuela.
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