lunes, 25 de mayo de 2015

"El día después"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

El día siguiente a la celebración de las más recientes elecciones primarias de la Mesa de la Unidad Democrática, quienes hemos metido el hombro a la ruta electoral para cambiar el rumbo de Venezuela, amanecimos con un buen sabor.
Los que perseveramos en esta propuesta de país, hemos recibido ataques desde las más diversas direcciones. No solo provenientes de nuestros naturales adversarios políticos, sino incluso de quienes se encuentran en nuestra misma acera pero no comparten nuestra metodología.
Vale la pena comentar en este momento, que el presidente de la comisión técnica de la MUD, José Luis Cartaya, dijo que se registró un total de 543.793 personas que acudieron a votar, lo que supone un 7,4 por ciento de los electores.
Superar el medio millón de votantes, es sin duda una victoria para quienes tienen visión larga en la política y saben hilar fino en tan voluble mundo.
No es momento de justificaciones, porque estas suelen ofrecerse tras un fracaso y estamos hablando de una victoria. Pero es necesario subrayar el escaso nivel de participación que habitualmente presentan las elecciones primarias en cualquier lugar del mundo.
Y esto se refiere incluso a las elecciones internas que en su momento ha celebrado el partido de gobierno, las cuales han arrojado resultados de participación muy inferiores al padrón electoral que ellos mismos reivindican.
En el lado contrario, las justas electorales de la Unidad han llegado a convocar hasta tres millones de votantes.
Y repetimos que es una victoria, porque lamentablemente hay mucha gente lanzándole piedras al árbol de la unidad. Y esto no sucede solamente desde el oficialismo, sino también desde otras visiones opositoras que quieren imponer su voluntad, más allá de los consensos que deberían hacer funcionar una alianza partidista como la MUD.
Quienes le apostamos a estas primarias hemos luchado contra el pesimismo y la descalificación que están dentro de casa, como si los ataques externos fueran pocos.
Son también las primarias objeto de doble discurso. Quienes las atacan y descuartizan, terminan celebrándolas, participando e involucrándose, porque nadie puede negar que son la expresión más perfecta del deseo popular y se inscriben en el marco de una ruta democrática que, para merecer tal nombre, debe empezar desde las bases mismas del electorado.
Y en este siglo XXI en el cual la humanidad sin duda ha dado señales de avance, hasta quienes albergan intenciones que contradicen a la democracia deben vestir la piel de cordero.
Y hay más que celebrar. Por ejemplo, el reencuentro y la reconciliación de factores democráticos que tenían visiones divergentes y que lograron imponer los intereses colectivos por encima de su voluntad. La madurez manifestada por valiosos líderes que han crecido en su carrera política y miden mejor esta palabra, en lo más positivo de su acepción.
El hecho de que se haya convivido con un Plan República que existe para servir a todos los ciudadanos es también de destacar. En este sentido, todo ejercicio democrático nos lleva un paso adelante en la vía hacia el país igualitario y justo que aspiramos y al cual tenemos pleno derecho, porque no es una dádiva ni nada por el estilo.
El respeto a los resultados por parte de los contendores es otra bocanada de buen aire que le hace falta a un país recalentado, confrontado y que ansía ver ejercicios de alta democracia y más aún; involucrarlos en su genética, para que este sea el modus vivendi de la venezolanidad.
En todo caso, toca seguir adelante por el camino establecido que creemos correcto por nuestra conciencia. Nada nos puede distraer. Las voces cuestionadoras pueden partir de la crítica constructiva o del resentimiento. En todo caso hay que escucharlas y saber separar la paja del grano; pero tomarlas a beneficio de inventario y no dejar de perseverar.

martes, 19 de mayo de 2015

"Esperanza firme"

Estamos convencidos, tal como lo decía Mandela, que la educación es el arma más poderosa para derrotar la pobreza. Quienes tenemos como bandera de lucha la educación, sabemos que ésta es la única vía para formar hombres y mujeres críticos, por lo que entendemos la importancia que tienen los profesionales de la enseñanza para el progreso y futuro de un país.
Durante años nuestros docentes han sido discriminados. Sus justas exigencias no han sido escuchadas por un gobierno sordo, que profundizó la inversión de la pirámide salarial, beneficiando a unos y ahogando a otros. Cómo es posible que en nuestra Venezuela, un general gane 8 veces más que un director de escuela, esto sin contar todos los beneficios adicionales que reciben, carro, casa, etc. Una vez más lo repetimos, el día que un maestro gane más que un general, cambiará Venezuela.
Sin duda, lo que nuestros maestros de todos los rincones del país exigen no es más que lo que por justicia les corresponde por ser formadores de futuro. Y es que luego del aumento pírrico de salario mínimo que anunció el gobierno, y que no alcanza ni para comprar diariamente una arepa, los profesionales de la enseñanza quedaron como la guayabera. La situación es tan precaria que luego que se concrete el 30% de aumento, por lo menos el 90% de nuestros docentes del país quedará por debajo del salario mínimo.

Tal como está de deteriorado el poder adquisitivo de todo nuestro pueblo, producto de un modelo económico corrupto que fracasó, todos los docentes del país merecen un incremento de por lo menos 50%, para poder sortear el impacto del alto costo de la vida y de la inflación más alta del planeta.
Así como están de afectados nuestros docentes, lo está todo nuestro pueblo, porque Nicolás y su grupo de enchufados conducen literalmente a nuestro país al abismo. Y es que la crisis que afecta a nuestra Venezuela empezó a sentirse con más fuerza en el mes de abril y se va agudizar más aún en el segundo semestre de este año, porque la restricción de divisas se acentuará, producto de la caída de los precios del petróleo que ahora es cuando empezamos a sentirla, porque hasta ahora se cobraba el petróleo vendido a un barril por encima de los 80 dólares, pero ya no. Esto no solo afectará los bienes finales, sino toda la disposición de materia prima y bienes intermedios para la industria, lo que se traducirá en más escasez y desabastecimiento.
Según los especialistas, nuestra economía está en recesión, ya que desde el segundo trimestre de 2014, no muestra signos de recuperación. Todo hace pensar que el gobierno mantendrá las mismas políticas erradas sin modificaciones, por lo que la situación será mucho peor, entre otras cosas, debido a que la inflación, pudiera ubicarse entre 130% y 180% al cerrar el año.
Pero todo este panorama, que se vislumbra nada alentador, nos tiene que dar más razones para unirnos. Desde ya hace algún tiempo, los venezolanos empezamos juntos a escribir las páginas de lo que será una nueva Venezuela, completamente distinta a la que tenemos actualmente. Sí, ese bravo pueblo que ha sido capaz de tolerar las humillaciones de las colas, los embates de la inflación y el desabastecimiento, cada día tiene los sentidos más despiertos, porque aprendió que un pueblo unido avanza.
La noble tierra de los hijos de Bolívar grita por todos sus rincones que quiere un cambio. Es un ruido ensordecedor que se escucha en todas partes, pero ahora más que nunca es necesario que juntemos nuestras voces para que nos hagamos más fuertes y se escuchen nuestros justos reclamos.
Hacemos esta reflexión para insistir en la importancia que tienen las venideras Elecciones Parlamentarias, que aún siguen sin fecha, porque el gobierno y sus voceros, juegan a la desmovilización. Ellos juegan a que nos resignemos, a que no tengamos expectativas y eso no podemos permitirlo. Solo quien se sabe sin apoyo, juega a la desmotivación y división de su pueblo para mantenerse en el poder.
Todos los días surgen más y más razones para unirnos. Ellos saben que perdieron la calle y por eso todos los días intentan que nuestro pueblo pierda la esperanza, que tire la toalla y que sienta que no hay razones para seguir luchando, pero no podemos permitir que la desesperanza nos venza, porque lo peor que nos puede pasar es abandonar la conquista de esos sueños que tenemos.
Este domingo está pasando algo IMPORTANTE y que estamos seguros que con la participación activa de nuestro pueblo, influirá en el cambio de rumbo de nuestro país. La celebración de las primarias para escoger a parte del equipo de candidatos de la Unidad a la Asamblea Nacional, es una etapa importante. Debemos estar conscientes de que esos hombres y mujeres serán líderes llamados  defender a nuestro pueblo en el Parlamento, desde donde pueden lograr una justa asignación de recursos para los estados y municipios, aprobar un presupuesto nacional donde la prioridad sea la educación, la salud, la seguridad, la vivienda, asignar las cabezas de los poderes públicos como el Fiscal, el Defensor del Pueblo o el CNE, y liberar a todos los presos políticos.
En esta nueva etapa de nuestra historia contamos más que nunca con la unión de nuestro pueblo para producir el cambio que todos queremos. Una Venezuela en la que la docencia sea considerada la profesión más importante. Una Venezuela atada a la educación y al progreso. Un país justo y seguro, donde todos los venezolanos, podamos ganar bien, comer bien y dormir tranquilos. ¡Hoy más que nunca que Dios bendiga a nuestra Venezuela! ¡Sobran razones para unirnos!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/05/17/esperanza-firme/

lunes, 11 de mayo de 2015

"Cuba es el camino"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

Pocos meses atrás, un título como este hubiera sido impensable. La isla caribeña se ha mantenido durante décadas bajo un régimen que la ha empobrecido y dejado sin libertades. Por ello, el gobierno estadounidense ha mantenido por muchos años el controversial embargo que buscaba presionar un cambio de gobierno en la mayor de las Antillas.
Sin embargo, en una audaz jugada que lo catapulta a la historia, el presidente estadounidense Barack Obama, anuncia la reanudación de las relaciones diplomáticas con La Habana, en una jugada inesperada que paró las prensas del mundo entero.
Desde esta tribuna, aplaudimos en su momento el arriesgado paso de Obama. Meses atrás comentábamos que en esta, la segunda parte de su segundo período presidencial, podía tener la libertad de lanzar arriesgadas apuestas políticas, debido a que no volverá a optar para la presidencia de la nación y, adicionalmente, las llamadas elecciones de “mid-term” o parlamentarias ya habían pasado.
Y esta fue la sorpresa que nos dio ese político de alto vuelo. Otro motivo por el cual es conveniente no aferrarse al poder es que, cuando se va de salida, se pueden tomar acciones controversiales pero de aguda visión estratégica, ya que no habrá elecciones algunas en las cuales se le puedan cobrar.
El exilio cubano anticastrista en Florida no ha recibido bien la noticia. Consideran – no sin razón- que el mandatario se está dando la mano con un violador de los derechos humanos. Pero a dicho exilio hay que explicarle que, si siempre seguimos haciendo lo mismo, los resultados no van a variar.
En más de 50 años no ha habido novedades sobre Cuba en cuanto a que se vislumbre un cambio de gobierno. Y también es cierto que el famoso embargo lo padece más el pueblo cubano que los jerarcas; muchos exiliados también claman en Estados Unidos por las penurias que pasan sus familias y esperan que esta nueva fase de relaciones cubano-americanas puedan aliviarles de una vida de privaciones.
Y yendo más allá, el mundo presencia el complejo y apasionante desmontaje del último bastión de la guerra fría. Ya parten vuelos desde EEUU hacia la isla, las tarjetas de crédito norteamericanas se pueden pasar por puntos de venta habaneros y así, tímidamente, el pueblo se comienza a asomar al siglo XXI, a la libertad y a sus propios derechos.
Los medios de comunicación dan cuenta de las numerosas empresas estadounidenses y europeas que hacen fila ansiosamente, esperando el pistoletazo de partida para entrar a jugar en la muy atractiva economía cubana, que fuera reconocida en su momento por el turismo, el tabaco y el azúcar, industrias que sin duda se pueden reconstruir tras décadas perdidas en el marasmo.
Desde antes del “obamazo” que dejó boquiabierto al mundo, la estricta economía marxista de pronto dio atisbos de mostrar rendijas a quienes tienen espíritu emprendedor. Los llamados “cuentapropistas” podían tener pequeños negocios y aprender principios de economía con su ejercicio laboral.
Poco tiempo atrás se permitió también la compraventa de autos por parte de particulares, algo normal en el resto del planeta; pero que para los cubanos se quedó extraviado en algún momento del siglo pasado.
Todo esto es la concreción de una serie de reformas enunciadas en los Lineamientos de la Política Social y Económica aprobados por el Partido Comunista de Cuba en abril de 2011, y desarrolladas en los dos años siguientes por la administración de Raúl Castro.
Entre ellas se cuentan la flexibilización de la política migratoria -cambios que están vigentes desde enero de 2013- que permite a los cubanos viajar al extranjero con solo su pasaporte; la eliminación gradual de la libreta de racionamiento y de la dualidad monetaria entre el peso cubano y el peso convertible, equivalente al dólar.
A finales de 2013, el Gobierno ofreció las primeras cifras que han resultado de estas políticas. Así, por ejemplo, las autoridades migratorias de la isla informaron que, para ese año, 250 mil personas habían viajado fuera de Cuba, especialmente hacia Estados Unidos, México y España, y la mayoría de ellos había regresado, sin que se produjera la masiva fuga de cerebros que se temía. Mientras tanto, los trabajadores por cuenta propia ya sumaban casi 450 mil, desde que comenzaron a operar las primeras iniciativas privadas en 2010. La meta del Gobierno, que esperaba eliminar un millón y medio de empleos públicos con la idea de traspasar esta fuerza de trabajo al sector privado, aún está lejos de cumplirse.
Por ello nos atrevemos a decir que Cuba es el camino. Un camino que será largo y complejo, que apenas comienza, pero que va en la dirección correcta. Un camino que no está exento de imperfecciones –ninguno lo está- pero que –y esto es lo importante- ya se comenzó a transitar. Y bajo esta nueva etapa de la historia, la isla antillana sí puede ser un ejemplo para Venezuela, ese es el camino a transitar: la apertura.

martes, 5 de mayo de 2015

"Ruta electoral"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

El haberse fijado la fecha de las nuevas elecciones primarias de las fuerzas alternativas democráticas, vuelve a colocar a la sociedad venezolana en el riel de la solución electoral e institucional para superar la compleja crisis que actualmente vivimos.
La cita es para el próximo 17 de mayo y ello implica una vez más revestir de legitimidad lo que vayamos a lograr, ya que la ciudadanía puede participar en la escogencia de sus candidatos.
Por otro lado, se sigue escuchando a la gente en cuanto a mantener la unidad de los factores políticos que desean un cambio en el país por las vías de la institucionalidad y la democracia.
Desde esta tribuna, siempre hemos defendido el camino electoral como le de los cambios, y pensamos que se han producido, aunque con mayor lentitud de lo deseable y esperado; pero no podemos dejar de poner la lupa en los eventos electorales que han convocado masivamente a la gente, por haber sido propiciada desde la oposición democrática el espíritu de la unidad, y que nos ha convertido en una fuerza respetada y respetable, que no puede ser puesta de lado, ignorada ni descalificada.
Recordemos que alguna vez nos encajonamos en el callejón sin salida de la abstención como modo de protesta, lo cual no hizo más que demostrarnos que para salir de la complicada situación que vivimos los venezolanos, se necesita cabeza fría y pensamiento político.
Tras haber entregado gobernaciones y alcaldías que pudimos haber ganado, amén de la Asamblea Nacional, ha costado una década revertir aquel error, y no podemos hablar de haber recuperado tiempo, porque tiempo perdido nunca se recupera.
En todo caso, vaya esta disertación y este recuerdo, para reforzar una vez más que los cambios se logran votando y no absteniéndose, que se nos pone este año por delante otra posibilidad de reconfigurar el cuadro institucional del país para ir empujando los cambios urgentes e impostergables, y que todos nosotros podemos participar desde muy temprano en el proceso al avalarlo con nuestra participación.  
En el pasado tuvimos primarias como las presidenciales para 2012, que convocaron más de tres millones de votantes. Lo deseable para este próximo evento, es que la gente se haga sentir con su presencia en los centros de votación, como un testimonio de que se desea un cambio y de que no somos pocos quienes lo queremos.
Esta nueva cita servirá para elegir a 42 candidatos que la Mesa de la Unidad Democrática postulará a la Asamblea Nacional, que es el espacio de la pluralidad y el debate por excelencia, y en la cual se debate la realidad del país y se legisla para otorgar un piso institucional para lo que sucede en nuestro día a día.
Ciertamente, muchos estamos insatisfechos con lo que ha venido sucediendo en este ente legislativo, pero sin duda, entre la acción y la inacción, elegimos la primera, porque es con ella con la que podemos cambiar las cosas.
Hasta el 14 de mayo, los diferentes aspirantes podrán ofrecer sus propuestas a la ciudadanía, que será convocada luego a dos mil quinientas mesas distribuidas en todo el territorio nacional.
Es necesaria entonces la movilización y motivarnos todos unos a otros para movernos y participar.
Con este acto se está dejando de lado uno de los principales reclamos de la gente hacia la política el cual no es otro que la elección “a dedo” de funcionarios y candidatos a cargos de elección popular. El justo reclamo al respecto ha devenido en una mayor cultura democrática para los venezolanos, y es una exigencia que ha venido de abajo y desde hace tiempo. Por tanto, la realización de primarias es una conquista que se debe defender, apuntalar y robustecer, como un paso más en la ruta electoral y democrática que nos permitirá tener en un futuro una nación más participativa, igualitaria, justa y próspera.