viernes, 25 de marzo de 2016

“Un yanki en Cuba”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Con el título de este artículo parafraseamos la novela de Mark Twain “Un yanqui en la corte del Rey Arturo”, pero esto va más allá de un juego de palabras. Como el protagonista de la mencionada obra literaria -que llega a la Inglaterra medieval cargado de los adelantos del siglo XIX- los cubanos y el mundo esperan que con la visita de Barack Obama, el siglo XXI arribe de una vez por todas a Cuba.

No es poco el revuelo mundial que ha causado el progresivo descongelamiento de las relaciones entre Estados Unidos y la mayor de las Antillas. Un anacrónico barco a la deriva de la Guerra Fría, con más de 50 años, mantenía en punto muerto el vínculo entre ambas naciones vecinas.

Y por supuesto, el acercamiento ha traído polémica. Lo primero que temen –no sin razón- los defensores de los derechos humanos es que la presencia del inquilino de la Casa Blanca sirva para legitimar la tantas veces denunciada persecución a la disidencia de la isla. Y adicionalmente, para dar un visto bueno a las prácticas alejadas de la democracia que son conocidas del mundo entero.

Lo primero que hay que decir, es que lo peor que puede suceder es la inacción. El juego ha estado trancado por décadas, todo lo hecho hasta el momento no ha servido para levantar la derruida economía de la isla y por lo tanto, la gente sigue padeciendo la penuria como forma de vida. En esta situación, aplica aquella sabia máxima: “Si siempre haces lo que siempre has hecho, siempre obtendrás lo que siempre has obtenido”. Era urgente intentar algo nuevo.

Hay quienes aseguran que Obama se lanzó la arriesgada jugada porque quería pasar a la historia. No es algo ilegítimo, siempre y cuando esa ambición personal –y hasta egoísta, sí- se concrete a través de una acción que deje al mundo mejor.

No está de más recordar al muy republicano y conservador Ronald Reagan dándose la mano con el líder soviético Mijaíl Gorbachov y ayudando con un empujoncito a la caída del oprobioso Muro de Berlín y de toda la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Y no es que Reagan haya generado tal desenlace. Toda esa estructura cayó sola, por su peso, por su ineficiencia, por estar en la antípoda de las más elevadas y legítimas aspiraciones humanas que se reducen a una palabra: libertad. Lo destacable es cómo Reagan supo leer los tiempos y ayudar a la historia en la dirección correcta. Cosa que por cierto, también hizo Gorbachov.

Sobra decir que la Casa Blanca no da puntada sin dedal y que también debe estar leyendo entre líneas cosas que para el común de los mortales están vedadas. Esta vez es un demócrata quien hace una jugada audaz. Jugada que, por cierto, anticipamos desde estas líneas y no con dotes sobrenaturales, sino simplemente deduciendo que un presidente que va de salida y a quien no le toca reelección siempre apuesta por una despedida grandiosa, aunque sea polémica, ya que no deberá afrontar de nuevo el juicio de los votos.

Del otro lado, hay que tomar nota del pragmatismo de Raúl Castro: la bandera proscrita por casi 60 años, hoy ondea tranquilamente por toda la isla; las barras y estrellas están en el atuendo de los ciudadanos y se han convertido en un fetiche de moda. 

Tras ello, no hay mucho que decir: el agotamiento del improductivo modelo cubano, que llevó ruina no solamente a la propia patria de Martí, sino a toda latitud donde fue exportado.  Al castrismo no le queda sino abrirse. ¿Cómo, cuándo, hasta qué límite? La respuesta la dará el tiempo; pero la ruta es esa.

¿Llegarán las inversiones? ¿El internet libre? ¿Qué sucederá con los presos de conciencia y con agrupaciones disidentes como las Damas de Blanco? ¿Se podrá detener la tragedia de los balseros?

La cubana Yoani Sánchez apunta en su blog Generación Y, que es enorme la esperanza que llega con el emisario de Washington. Entre otras cosas, por tratarse de un mandatario de color, en una isla donde hay todos los matices de piel y con una elevada población mestiza.

Ante el estamento habanero que está cercano a arribar a seis décadas –y que adicionalmente es de piel blanca-, no puede menos que producirse una enorme identificación de la gente, según Sánchez.

En Estados Unidos en 1955, Rosa Parks fue arrestada por no ceder su puesto a un blanco en un autobús. Y 53 años después, Barack Obama se convierte en presidente, demostrando cómo ese país es capaz de evolucionar y transformarse. Algo que quieren los cubanos para ellos: cambio.

Lo que deben tener presente de aquí en adelante tanto Obama como sus detractores, es que lo que importa es la gente. La calidad de vida de los cubanos es un asunto largamente postergado y definitivamente prioritario. Demos un voto de confianza a esta vuelta de tuerca y confiemos en que sea para bien de todos.


viernes, 18 de marzo de 2016

“La emergencia se prolonga”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Por fin llegamos a un acuerdo entre revolucionarios y fuerzas alternativas democráticas: estamos en emergencia. Económica, sanitaria, y con unos cuantos apellidos más. Lamentablemente, el acuerdo no tiene mucho mayor aliento, porque son enormes las divergencias en cuanto a las causas y sobretodo, en las maneras de salir.

Y el tema se reflota cuando el gobierno pide prolongar la decretada emergencia económica, ya que si bien estamos de acuerdo en el nombre de la situación, seguimos sin conseguir puntos de encuentro respecto a causas y soluciones.

Para comenzar, el oficialismo parte de una premisa errada, lo cual anula cualquier acción posterior: siguen empeñados en que la llamada “guerra económica” existe realmente.

Estamos donde estamos por una serie de decisiones equivocadas del Ejecutivo que terminaron encerrándonos en un callejón sin salida en el aspecto económico.

La reciente comparecencia ante el Parlamento del vicepresidente ejecutivo de la República, Aristóbulo Istúriz, abrió un nuevo compás de discusión sobre las causas y soluciones de esta situación.

El representante del primer mandatario nacional afirmó que la inflación se supera con producción. Esto es muy cierto, aunque no es la única razón de la inflación. La impresión de dinero inorgánico que se inyecta por toneladas a la economía es otra de las causas, y el gobierno tiene que saberlo; pero está atrapado en su propia trampa de tozudez.

Por otro lado, y para concordar con el Vicepresidente, es un principio elemental el hecho de que al aumentar la producción se eleva la oferta y los precios bajan. Ellos lo saben, nosotros lo sabemos. Entonces, ¿por qué no se hace?

Más aún: ¿por qué el gobierno ha jugado durante 17 años a cercar la iniciativa particular? A perseguirla, a criminalizarla, a difamarla, a ponerle trabas, vericuetos y contratiempos, a dejarla morir de mengua. ¿No era esta una práctica perversa que podía tener las consecuencias que hoy sufrimos?

Se cayó una vez más en la vieja práctica de comprar todo afuera, ya que ganábamos mucho por el petróleo; sin importar que eso hiciera desaparecer a los productores nacionales. Ahora, cuando los necesitamos, prácticamente no existen.

Dijo también el vocero del gobierno que cree  en “un modelo productivo que ayude a mantener los logros sociales”. Sin duda, muchos creemos en eso y es lo que debe hacer responsablemente cualquiera que apueste a la sustentabilidad del país.

El problema está en que no se pueden alcanzar ni mucho menos mantener los logros sociales sin una economía productiva, que pague impuestos y que genere empleo; porque es un pretender que la administración pública sea el mayor empleador del país, lo cual la transforma adicionalmente en un monopolio, con todas las trabas que acompañan a esta figura, sea pública o privada.

También se achaca la crisis a la caída de los precios del petróleo. Es cierto, cayeron en barrena. Sin embargo: ¿por qué no se ahorró? ¿Por qué no se diversificó la producción en el país? Todos sabíamos que esto iba a suceder más temprano que tarde.

El gobierno insiste en sus “amistades peligrosas” en el ámbito internacional, mientras obvia por ejemplo, el modelo de Noruega, del cual podríamos aprender mucho. Esta nación europea ha ahorrado durante la época de las vacas gordas y ni se ha enterado de la crisis, ya que tiene en sus arcas más de setecientos treinta mil millones de euros, el equivalente a seis años de su presupuesto nacional.

Este fondo está invertido en valores y en el sector inmobiliario, por lo cual no se lo están comiendo ni matando a la gallina de los huevos de oro. Por otro lado, no se cayó en la tentación de hipertrofiar el aparato estatal de ese país; por lo cual los vaivenes petroleros tienen mínima incidencia en la administración pública. ¿Era muy difícil imitar este modelo? Parece que sí.

Por ahí alguien dijo una vez que no somos suizos. Tampoco somos noruegos. Pero desde la venezolanidad hay mucho talento capaz de convertir a nuestro país en un Estado viable, partiendo del conocimiento y la sensatez.

Por supuesto, de nada sirve llorar sobre la leche derramada. El daño está hecho y estancarnos en recriminaciones y culpas solamente nos haría perder el tiempo y el esfuerzo que debemos dedicar a la reconstrucción nacional.

Sí, estamos en emergencia. Pero no por las causas que señalan desde el oficialismo. Y también están errando en las posibles soluciones. La retórica no sirve de nada, jamás ha servido. Quizá esto no se notó antes porque la inacción y los errores quedaban sepultados ante la avalancha de petrodólares. Pero eso ya es historia. La realidad nos alcanzó.

Si bien el empeño es el de avanzar, no puede ser con las mismas recetas que nos hundieron. Nadie compraría un pasaje en un barco comandado por el capitán del Titanic.

viernes, 11 de marzo de 2016

“Tumeremo, o nada asombra”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Lo que hasta hoy se dibuja como una dantesca masacre de veintiocho mineros ocurrida días atrás en Tumeremo, estado Bolívar, tiene, a nuestro modo de ver, dos lecturas: la aberración del hecho en sí y la extrapolación del mismo como un síntoma de lo que hoy padece Venezuela.

Cabe preguntarse cuál es el concepto de soberanía que tenemos sobre nuestro territorio, cuando hechos como el cuestionado demuestran que los límites de nuestra patria están descuidados, por decir lo menos, y que la irregularidad es la cotidianidad en esas latitudes.

Es más, escapa de nuestra percepción hasta dónde se puede llegar en territorios tan alejados, cuando ya en nuestras grandes ciudades se han perdido los límites de cualquier tipo en cuanto al más elemental respeto a la vida.

Cuando los venezolanos enfrentamos hechos atroces, como el mencionado, que dibujan hasta qué límite el gobierno ha perdido el control sobre el país, suelen darse lamentables situaciones como consecuencia, que no hacen sino reafirmar lo que hoy aquí afirmamos.

Los diversos voceros gubernamentales no se ponen de acuerdo, y las contradicciones entre las distintas declaraciones no hacen más que poner de manifiesto que algo hay oculto. Sobran por cierto, epítetos fuera de lugar, como “las declaraciones de la derecha”. Es un insulto a todos los venezolanos el querer distraer la atención de los hechos con cortinas de humos tan desgastadas.

¿Por qué mientras unos voceros niegan a priori los sucesos, otros dicen que “hay indicios” y otros más culpan –también a priori- a paramilitares? ¿Son los paramilitares culpables de algo que no ocurrió? ¿Ocultan algo estos funcionarios? ¿O es simplemente un síntoma de que no tienen ni idea de lo que sucede en sus jurisdicciones?

Es penoso ver que un pueblo indignado protesta por sus muertos y que las fuerzas de seguridad van a contener la indignación, cuando no tuvieron la capacidad de evitar la tragedia. Todos los venezolanos compartimos en mayor o menor grado una devastadora sensación de desamparo ante la violencia que se lleva vidas constantemente en esta tierra.

Quizá lo más triste que pueda relatar un país es su desconfianza ante los cuerpos que se supone existen para cuidar a su gente.

También vemos cómo las redes sociales de esta segunda década del siglo XXI permean la muralla de desinformación que intentan construir quienes ingenuamente creen que el agua se puede guardar en un puño.

Daría risa si no fuera tan triste, el ver cómo funcionarios de todo rango intentan construir medias verdades cuando las certezas las desmienten en forma avasallante, porque destiñen en cosa de horas lo que nos e ajuste a los hechos, documentados por los implacables reporteros ciudadanos y los omnipresentes celulares.

Preocupa e inquieta que el pueblo y la GNB estén en la calle a la vez en el sector de los hechos. Ambos en extremos opuestos de las versiones de lo sucedido. Bajo miedo, rabia y tensión. ¿De qué padecemos, de qué nos enfermamos como nación?

Otro testimonio de agradecimiento hay que darlo a los medios independientes, especialmente a los regionales, quienes valientemente han ido reconstruyendo por cuentagotas y a contrapelo, lo que parece haber sucedido. Y que pinta algo tan sórdido, que nos lleva a exigir que se siga adelante, porque tenemos derecho a saber, y tenemos derecho a la justicia.

Muchos autoproclamados defensores de los derechos humanos, que se desgarran las vestiduras por masacres del pasado o de otras latitudes, guardan un silencio vergonzoso y cómplice ante lo que hoy nos conmueve a todos. Estos hechos dejan al desnudo sus sesgos ante la opinión pública.

Ni los paramilitares ni las bandas son disculpa alguna ante la omisión de los funcionarios obligados a resguardar a nuestros compatriotas y nuestro territorio. Hay declaraciones de personeros del gobierno que parecen sonar adecuadas. Ojala entre la palabra y los hechos medie una distancia demasiado grande. Ya nos hemos acostumbrado demasiado a no confiar.

Hay sobrevivientes y las verdades comienzan a salir. De distintos rincones de los alrededores aparecen testigos y sobrevivientes de lo que sucedió.  Hay quienes se empeñan en callar y ocultar. Mientras otros tantos no se dejan expropiar su verdad. Y los venezolanos seguiremos atentos ante esta consternación nacional.

En situaciones como esta es cuando agradecemos y valoramos tener una Asamblea Nacional independiente del poder Ejecutivo, que se constituya en una alternativa para decir lo que se calla, y para investigar en lo oscuro y profundo de lo que desconocemos. 

Sin duda es un gran logro, por el cual debemos felicitarnos a nosotros mismos, ya que parece ser el único cable a tierra en estos tiempos de anomia generalizada.


viernes, 4 de marzo de 2016

“Un derecho de los venezolanos”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

La discusión prioritaria entre las fuerzas democráticas que hoy ostentan la mayoría en la Asamblea Nacional, es en este momento, ubicar el mecanismo constitucional para lograr el cambio de gobierno.

Sí, así, con todas sus letras. No se trata de un despropósito, ni mucho menos de una blasfemia. Porque la alternabilidad en el poder es uno de los elementos de la democracia. Adicionalmente, el poder no pertenece a parcialidad alguna y quien lo ejerce está sujeto al escrutinio del pueblo, a quien debe rendir cuentas y quien tiene la facultad de relevarlo de sus funciones.

Lamentablemente para todos, el trieno madurista está plagado de una cantidad de signos y síntomas que nos dicen que la conducción del país requiere un urgente cambio de rumbo.

Adicionalmente, no renuncia a su estilo pendenciero y de confrontación, retando e insultando permanentemente con su acostumbrado vocabulario belicista al nuevo parlamento, recientemente elegido por la mayoría de los venezolanos y con el cual convendría trabajar conjuntamente en lugar de intentar ponerlo contra la pared a la fuerza.

Finalmente, su insistencia en achacar el caos que padecemos a factores externos como El Niño, la iguana, la guerra económica y la caída de los precios petroleros, es una confesión de que perdió el control y de que no encuentra la manera de retornar a un rumbo productivo y de paz.

Estamos en un urgente momento que demanda acuerdos y trabajo conjunto; pero el Ejecutivo nacional, atrincherado en su soberbia, no parece percibirlo. El gobierno en definitiva, no tiene la menor intención de cambiar.

Por ello, los venezolanos estamos decididos a hacer uso de nuestro derecho a empuñar la Constitución Nacional para revisar cuáles son las alternativas que su letra nos ofrece para dejar en el pasado esta etapa adversa y oscura de nuestra historia y abrir la puerta a cambios que más que urgentes, son literalmente de vida o muerte.

En las páginas de la Carta Magna podemos encontrar el referéndum revocatorio, la enmienda o reforma constitucional, el abandono del cargo y la Asamblea Constituyente como opciones, todas válidas, para poner fin al actual mandato del Ejecutivo y poder hacerle el tan urgente “reseteo” a Venezuela.

El revocatorio puede ser convocado por solicitud del 20% del electorado inscrito en el Consejo Nacional Electoral o por requerimiento de la mayoría de los diputados de la AN. Se puede activar a partir de la mitad del mandato, a la cual justamente estamos llegando.

Mucha gente teme que, si son los electores quienes solicitan la activación del refrendo, se active una nueva “Lista Tascón”, aquel tristemente recordado instrumento que sirvió para perseguir a quienes solicitaron el revocatorio de 2004.

También existen los precedentes del retraso del CNE en la activación del referendo, lo cual llevaría a que, si demora más de un año, el período sea terminado por el actual vicepresidente.

Tanto la reforma como la enmienda constitucional, son mecanismos en manos de la mayoría de la Asamblea Nacional, pero deben pasar por un referendo aprobatorio de los cambios, que se centrarían en acortar el período presidencial. Habría que enfrentar en el camino, los pareceres del CNE y del Tribunal Supremo de Justicia.

La Constituyente puede ser activada por las dos terceras partes de la Asamblea o el 15 por ciento de los inscritos en el registro electoral. A diferencia del revocatorio, el proceso de recolección de firmas no está regulado por el CNE.

El Presidente no podrá objetar la nueva Constitución y los otros poderes públicos no podrán impedir las decisiones de la Asamblea Constituyente. De hecho, la Constituyente asume el poder supremo de la República por encima de los poderes existentes, que deben poner sus cargos a disposición. Posteriormente, con una nueva Constitución, se convocan a elecciones para renovar todos los cargos de elección popular.

Finalmente, la renuncia, implicaría un acto de responsabilidad y desprendimiento voluntario del mandatario actual, el cual solo depende de su propia voluntad y que, evidentemente, no tiene intención de ejecutar. Mientras el abandono del cargo podría justificarse bajo la impericia con la cual está siendo manejando el país.

De todo este grupo de mecanismos legítimos que son un derecho de los venezolanos, las fuerzas alternativas democráticas escogerán el que consideren más idóneos, valiéndose de la representación que la mayoría de los venezolanos le otorgamos.

Apoyar esta decisión hasta lograr el cambio que tanto nos urge, es un acto de responsabilidad ciudadana, apremiado por la necesaria urgencia de salvar al país de la peor crisis de su historia.

jueves, 3 de marzo de 2016

Carlos Ocariz presentó plan de recuperación para Caracas

ÚN.- Este miércoles 02 de marzo, fue presentado ante la Asamblea Nacional (AN), por alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz, junto con el alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, un proyecto para Caracas y la recuperación de espacios comunes en los distintos municipios. 

El documento fue entregado por concejales del Área Metropolitana de Caracas, concejales del Cabildo Metropolitano, del Consejo Legislativo del estado Miranda y el dirigente político David Uzcátegui. 

Este proyecto involucra diferentes planes, entre ellos el de movilidad y transporte, programas sociales "y atribuirle nuevas competencias a la Alcadía Mayor para el ciudadano, para el vecino para el caraqueño", expresó Ocariz una vez entregado el documento. 

Asimismo, destacó que este programa establece tres niveles; 

1.- Atribuciones nacionales
2.- Competencias de la Alcaldía Mayor y 
3.- Fortalecimiento de los municipios (sobre ls juntas parroquiales)

Ocariz, además, propone que "todos los jubilados y pensionados de todos los municipios, pasen a la nómina del Tesoro Nacional y que los municipios con esos recursos puedan invertirlos en acciones y actividades para los vecinos de cada municipio". 





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