lunes, 23 de febrero de 2015

"Asamblea nacional y opciones de poder"

Por David Uzcátegui  
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui
Mientras más se caldea y se intensifica el debate público sobre una corrección del rumbo que lleva Venezuela, más parecemos entramparnos en un problema sin solución. Y es que la desesperanza crece en muchos venezolanos de todas las tendencias políticas.
Desde el oficialismo surge una gran corriente autocrítica, que no está dispuesta a renunciar a sus postulados y creencias; pero que reconoce que en la práctica hay graves fallas de fondo en la ejecución del modelo que ellos mismos defendieron y propugnaron.
Del lado de quienes adversan al actual gobierno, existe un porcentaje importante de fatalismo, al reiterar su inconformidad con lo que sucede.
Justamente, por los matices que hay en esta inconformidad generalizada, nos atrevemos una vez más a apuntalar la opción de la Asamblea Nacional como una válvula de escape a lo que, al día de hoy, pareciera un juego trancado.
Y reiteramos, la percepción de callejón sin salida aparece en los dos extremos tanto como en los puntos intermedios del actual espectro político nacional. Y llevar agua para el molino del poder legislativo no es solamente oxigenante para la oposición, sino también para el mismo gobierno. En definitiva, para el país. Para ese espacio común que compartimos y que a nadie le interesa que se asfixie.
Quienes hoy ostentan posiciones de poder puro y duro en los más altos cargos del Ejecutivo nacional, tienen que estar hoy el hecho de que un solo matiz de rojo no es sano para nadie. La disidencia oficialista se ha expresado, y es algo que está muy lejos de ser un “salto de talanquera”, como lo despachan algunos, de manera simplista.
El parlamento puede ser el lugar ideal para que convivan los más fieles al partido gubernamental con quienes comparten posiciones pero también señalan divergencias. De eso se trata la pluralidad.
En cuanto a quienes desean un cambio de rumbo más acentuado, la diversidad de cargos de elección popular que ofrece un sistema democrático, es la forma de ir abriendo caminos a nuevos liderazgos que, en algún momento y más temprano que tarde, comenzarán a relevar a quienes hoy gobiernan.
El nuevo liderazgo existe, crece y empuja al escenario ya existente, como un cauce de agua que busca su camino. El mejor ejercicio ciudadano es apoyarlo y contribuir a que siga adelante, porque es ese proceso natural e indetenible el que nos llevará a una nueva etapa como nación.
Una vez más proponemos, por encima del pesimismo, de la inacción, de la crítica inmovilizadora. Quienes queremos una alternativa para Venezuela debemos anotarnos en un sendero de hechos consecutivos que construyan y que creen espacios, no solamente para hacer viable en ser una alternativa de poder, sino pare convivir en diálogo democrático con quienes no piensan igual que nosotros. Y ese espacio es la Asamblea Nacional.

"Novela chimba y gastada"

Solo un cobarde utiliza el poder para perseguir a quienes tienen una forma de pensar distinta y no comulgan con sus ideas. Iniciamos así estas líneas, porque justamente eso fue lo que los venezolanos vimos esta semana: un gobierno cobarde, débil, acorralado y sin pueblo, que secuestró a nuestro compañero, el alcalde Antonio Ledezma, quien por elección popular es la primera autoridad civil, política y administrativa del Distrito Metropolitano de Caracas.
Nuestra convicción de lograr un cambio en nuestra Venezuela, por el camino pacífico y democrático, acabó desesperándolos, por eso se llevaron preso al alcalde, para luego montarle un expediente, llevándose por delante la Constitución. Así es Nicolás y su nefasto gobierno. Abusivo, represor, intimidador y mediocre. Juega la carta de la provocación para tratar, a toda costa, de desviar la atención sobre lo que ocurre en nuestra Venezuela. Mientras tanto, seguimos por el tobogán hacia el colapso.
Si este gobierno cree que metiendo preso a Leopoldo, a Ledezma, a la diputada Machado, a Julio Borges y amenazando a todos los que pensamos distinto, ocultarán la grave crisis económica, social y política en nuestra Venezuela, están equivocados. Esas detenciones a lo bravo no resuelven los problemas del país.
Con acciones como esta, no harán que aparezca la leche, la harina, los pañales, el papel higiénico y todos los artículos que hoy escasean en nuestro país, producto del fracaso de este modelo, que se dedicó a expropiar y confiscar tierras y empresas productivas. Tampoco evitarán que la quincena de los trabajadores se convierta en sal y agua, porque la inflación en la calle desde hace rato está en tres dígitos.

Este gobierno no termina de decidir sobre lo importante y sigue apelando a la politiquería para que los venezolanos tampoco hablemos de la crisis humanitaria que hoy se vive en el sistema de salud. Hoy en nuestros centros asistenciales ni siquiera hay curitas. ¿Cuántos venezolanos han fallecido en nuestros hospitales o en sus casas, esperando por una intervención quirúrgica? ¿Cuántos pacientes con cáncer no han podido practicarse exámenes porque los equipos están dañados y no hay repuestos para arreglarlos? ¿Cuántos venezolanos tienen que peregrinar de farmacia en farmacia, buscando sus medicamentos para la tensión y el azúcar?
¿Cuántos venezolanos mueren en manos de delincuentes, bajo la mirada cómplice de un gobierno que no solo fomenta la violencia con su verbo y acciones, sino que ha fracasado en su aparente lucha, con la implementación de más de 20 planes de seguridad? Los venezolanos somos pacientes, pero no pendejos. Ya estamos cansados de cuentos y novelas chimbas. Ya no es la guerra económica, ahora son los supuestos golpes fantasmas. ¿Dónde están las pruebas de ese supuesto golpe? Golpe es el que le da todos los días este gobierno a los venezolanos, que tienen que sobrevivir a tantos problemas.
Ya no hallan a quien echarle la culpa y cómo tapar todo este desastre y caos. La crisis económica que generaron, es la que, en definitiva, terminará devorándolos, porque esta situación es insostenible. Quizás, consciente de esta realidad, Nicolás insista en apagar el fuego con gasolina. Pero, por más que lo intenten, no nos sacarán de la vía democrática y constitucional para alcanzar el cambio que queremos para nuestra Venezuela. Hoy una mayoría -del 80%- de los venezolanos está decida a que el país cambie y no habrá ninguna acción que este gobierno haga, que nos distraiga de ese objetivo.
Estamos seguros que todos los venezolanos, dejando por fuera a ese grupito, a esa cúpula podrida y corrupta que gobierna nuestro país y secuestró las instituciones, está en desacuerdo con este tipo de acciones. Estamos seguros que la inmensa mayoría de nuestro pueblo, quiere que todo lo que pase en nuestra Venezuela, esté dentro de nuestra Constitución, porque además la Constitución es un instrumento que permite encontrarnos a todos los venezolanos.
A nuestro pueblo le decimos que no tiene por qué acostumbrarse a todas estas arbitrariedades. Para que esto cambie necesitamos que cada venezolano apele al poder que tiene. Es el momento de que cada uno de nosotros se exprese, no solo su solidaridad a todos los presos políticos, sino para hacer valer la Constitución y que esta no sea letra muerta.
Para este gobierno todo es una novela, y la novela hay que desmontarla. Pero para hacerlo todos, sin excepción, tenemos que activarnos. No esperemos a que nos llamen o que alguien nos convoque, vamos a activarnos en nuestras comunidades, organicémonos. Nosotros visitamos comunidades donde incluso quienes apoyan al gobierno se están organizando con sus vecinos, porque se dieron cuenta de que si no se unen esta crisis que vivimos les va a pasar por encima.
Los venezolanos estamos cansados de los abusos de poder. No queremos que haya privilegiados frente a las leyes. Esto tenemos que capitalizarlo. Que toda nuestra fuerza e indignación sirva para capitalizar el descontento que se siente en las calles.
Vamos a organizarnos, vamos a trabajar de cara a las elecciones parlamentarias, que están a la vuelta de la esquina, no cometamos de nuevo el error que cometimos hace unos años, los espacios no se pueden perder. La Asamblea Nacional es una ventana para lograr la transformación de los Poderes Públicos. Si alcanzamos la mayoría de diputados comprometidos con el progreso, podremos designar un nuevo Poder Judicial, para dejar atrás, de una vez por todas, esta justicia podrida, que no representa lo que es nuestra Venezuela, y además lograr la libertad de todos los presos políticos.
Lo que hemos logrado hasta ahora hay que fortalecerlo, hoy somos más los que queremos un cambio, y debemos unirnos para salir a buscar más gente que se sume a esta alternativa de país, de la Venezuela de Progreso. 

¡Sobran razones para unirnos!
¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/02/22/novela-chimba-y-gastada/

miércoles, 18 de febrero de 2015

"¿Dónde están los dólares del pueblo?"

Con la mentira, el chantaje y la manipulación es imposible salir de la crisis y construir una Venezuela de oportunidades y progreso para todos por igual. De eso conversaba, justamente, con un agricultor de tubérculos de Nueva Cúa, en nuestro municipio Urdaneta de Valles del Tuy, quien se lamentaba de que los recursos provenientes de la renta petrolera nunca hayan llegado a la pequeña comunidad donde vive y trabaja la tierra.
Él se llama Carlos y lo conocí hace días en una asamblea agrícola que hicimos en el sector Palmira, a donde fuimos para buscar junto a esa comunidad las mejores soluciones a sus problemas. Allí nos decía que la mayor mentira que han repetido una y otra vez los del gobierno, es aseverar que los dólares son del pueblo. “Si los dólares realmente fueran del pueblo, en Palmira, al igual que en todas las comunidades agrícolas de nuestro país, los recursos de la renta petrolera hubiesen llegado”, aseguró Carlos, quien cuestionó que este gobierno despilfarrara la bonanza petrolera más grande de nuestra historia.
Nada más cierto que esa reflexión que compartió Carlos con sus vecinos y con nosotros. Se trata de más de 800.000 millones de dólares que ingresaron a nuestro país, en los últimos años, que nadie sabe a dónde fueron a parar. Si esos recursos los hubiesen distribuido e invertido en obras de infraestructura social y en proyectos para el progreso, productores, como Carlos, contarían con vías asfaltadas y sin huecos. No pasarían tanto trabajo buscando fertilizantes e insumos para trabajar la tierra. Contarían con transporte para poder sacar la cosecha al mercado para venderla. En fin, tendrían el apoyo moral y económico del gobierno.
Apoyo que este tuyero confesó no tener. Si lo tuviera, no tendría que botar la cosecha, como muchas veces le ha tocado, porque no cuenta con los medios para sacar la pequeña producción de ñame de su comunidad. Y todavía este gobierno tiene el descaro de decir que los dólares son del pueblo, cuando lo que hicieron fue robarse los dólares de los venezolanos.
Por eso invierten tantos recursos en propaganda chimba con la que además de intentar manipular al pueblo, tratan de justificar lo injustificable. Mientras más recursos dediquen al show politiquero y menos a resolver las causas de las distorsiones, más intensifican la crisis.

Siguen sin explicar a los venezolanos qué hicieron con esos 800.000 millones de dólares. ¿A manos de quién o quiénes fueron a parar? ¿Por qué sigue sin haber un solo detenido por los más de 25.000 millones de dólares que se robaron de Cadivi?
Por cierto, esta semana los venezolanos nos enteramos dónde están 14.000 de esos 25.000 millones de dólares que se robaron de Cadivi. ¿O será que esos 14 mil millones, que fueron depositados de forma irregular en un banco en Suiza, hay que sumárselos a esos 25.000 millones? Si tienen esos “realitos” en Suiza, cuántos tendrán en otros paraísos fiscales. Así son, un gobierno que mete los “dólares del pueblo” en bancos suizos y no le explica a los venezolanos  las razones, ni qué harán con ese dinero.
Esta semana también, el gobierno anunció al país la devaluación más grande de nuestra historia. Siguen sin buscar soluciones a la crisis económica, lo que sí hacen es tratar de evitar, a toda costa, que la crisis política siga intensificándose. No les importa que el índice de escasez esté casi en 40%, que la inflación de nuestra Venezuela sea la más alta del mundo (casi 70%) y que el Producto Interno Bruto (PIB) haya caído 4%.
A ellos lo único que les importa es garantizar dólares a 6.30 al grupo de enchufados. Al final, nuestra nación tiene el mismo control de cambio que garantiza dólares para la corrupción, para el mercado negro y para fomentar la escasez. No es verdad que esa tasa de cambio es para “proteger” los dólares del pueblo, con los que se le garantizaría sus alimentos y medicinas. Si fuera así no hubiese escasez. Esos anuncios en nada cambian la situación de más inflación y escasez. ¿Por qué? Porque el problema en nuestro país es el modelo.
Un modelo que se dedicó a poner obstáculos a agricultores. Un modelo que se empeñó en destruir la producción nacional, como bien lo dijo Carlos, y a ahuyentar y perseguir el esfuerzo privado. Con el modelo que insiste en aplicar este gobierno, los venezolanos no podrán caminar tranquilos hacia el progreso, por eso debemos unirnos para impulsar el cambio, porque lo que no sirve hay que cambiarlo y este gobierno hace rato que perdió la conexión con la realidad y dejó de importarle el pueblo.
Carlos y sus vecinos lo entendieron. Solo una comunidad unida avanza y esa es la reflexión que hoy queremos dejarles Carlos y yo: sobran razones para unirnos. Ese es el camino para que, de una vez por todas, abramos las puertas al futuro. Por Carlos, por los cientos de agricultores de nuestro país y por los 30 millones de venezolanos, seguiremos trabajando a diario hasta lograr un cambio. No nos cansaremos de decirlo y buscarlo, nuestra Venezuela está destinada a algo grande. 
¡Que Dios bendiga a nuestro pueblo!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/02/15/donde-estan-los-dolares-del-pueblo/

lunes, 16 de febrero de 2015

"¿Podemos?"

Por David Uzcátegui  
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui
El surgimiento de la agrupación política Podemos como un movimiento alternativo de poder en España, está acaparando conversaciones a nivel internacional. Y es que, de un tiempo para acá, se está sopesando la posibilidad efectiva que tienen de ganar.
La democracia española ya se aproxima al medio siglo, tras la muerte de Francisco Franco, y ha tenido altibajos en sus logros. Sin duda le mayor ha sido sanear la economía del país al punto de integrarlo en la zona euro; pero también ha sucedido una desconexión de la gente, de la calle, de sus necesidades. Un mal que afecta a los poderes longevos, sean del color que sean.
El líder visible de la agrupación Podemos, Pablo Iglesias, ha sabido surfearse esta ola con sentido de la oportunidad, algo que no es cuestionable en política. Como también hay que sopesar las críticas por el hecho de que esté diciendo justamente lo que los electores desean escuchar.
Iglesias, calculadamente, ha tenido un fino sentido del mercadeo que se ha materializado en su ausencia de saco y corbata, en su camisa arremangada y en su cabello largo recogido en una cola. Se ha puesto en las antípodas de los políticos de traje que representan al bipartidismo con el cual el electorado ya no se identifica.
Y es que, sea cual sea el resultado de este sismo de opinión pública que se vive en tierras ibéricas, hay que reconocer que ese movimiento es inevitable e indetenible. Se cierra un ciclo y comienza otro. ¿Quién va a liderar la nueva etapa española? Pues depende de quién sepa leer mejor los tiempos.
Al ser Iglesias junto a su agrupación  el capitalizador del descontento, muchos dan por descontado que sea él. Pero ojo, que sus declaraciones tremendistas no necesariamente están ligadas a la conclusión de que así va a gobernar, en caso de que se le presente la oportunidad.
Este académico tiene sentido de la oportunidad, de la escena, sabe cómo ganarse un titular en los medios de comunicación; pero su hipotético desempeño en el poder no tiene por qué hermanarse con el efectismo que está desplegando para hacerse del poder.
Muy cerca tenemos el caso de Luis Inacio “Lula” Da Silva, quien, a pesar de su pasado sindicalista, fue bastante más equilibrado y sensato de lo que muchos esperaban en el desempeño del poder, logrando incluso un crecimiento de la economía brasileña y el favor de una clase media que progresó en sus años de mandato.
También cerca tenemos al presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien si bien no se ha desembarazado del vocabulario altisonante de la izquierda latinoamericana, parece mucho más prudente en su accionar, al punto de tener la economía ecuatoriana bastante ordenada y de capturar las miradas de la región, donde se considera que su paso por Harvard ha sido más referencial para su mandato de lo que muchos pensaban.
¿Puede ser este también el caso de Pablo Iglesias? Amanecerá y veremos, como dicen. En todo caso, vale la pena recordar que bajo la piel rebelde y retadora hay un profesional de trayectoria, que puede saber muy bien lo que está haciendo y cuyas reales intenciones no se develarán sino hasta que detente el poder, que sigue siendo la mejor forma de conocer a cualquier hombre.
Una cosa sí es cierta: España se encuentra en medio de un viraje. Que sea para bien, va a depender de la sensatez de su ciudadanía. Son ellos quienes escogen a sus gobernantes, y también quienes les exigirán cuentas.

lunes, 9 de febrero de 2015

"La culpa no es del mensajero"

Por David Uzcátegui  
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui
Cuenta una popular metáfora que hay quienes, cuando reciben una mala noticia, reaccionan matando al mensajero, como si él fuera culpable de lo acontecido, como si tuviera alguna responsabilidad más allá de llevar la información.
Echamos hoy mano de esa comparación para explicar de alguna manera lo que le está sucediendo al gobierno venezolano frente a los propietarios y ejecutivos de las cadenas de venta al detal de alimentos y medicinas.
En los últimos días fue una noticia que causó inquietud el hecho de que se invitara al Sebin a los dueños y gerentes de una cadena de farmacias, tras haberse detectado colas en sus establecimientos.
Para tomarlos como ejemplo, estos establecimientos han mostrado públicamente su voluntad de adecuarse a la compleja situación que vive el país, contabilizando mediante la presentación de la cédula de identidad el consumo semanal de los compradores, publicando los listados de precios regulados y demás medidas que, aunque incómodas, son la única posibilidad de poner algo de orden en medio de la situación que actualmente vive Venezuela.
Por ello sorprende que empresas privadas que hacen su mayor esfuerzo por seguir adelante y por servir al consumidor venezolano, sean objeto de medidas represivas. Desde nuestro punto de vista, lejos de ser responsables de la situación, están contribuyendo en la medida de sus limitadas posibilidades, a aliviarla hasta donde es posible.   
Las colas no se originan en las cajas registradoras. Su causa está mucho más allá. Se deben a la escasa disponibilidad de bienes de consumo masivo en anaqueles, una situación que el gobierno no ha logrado revertir. No hay producción nacional, no se otorgan suficientes dólares para importar. Y los comercios al detal se vuelven el cuello de botella al cual acuden mil personas para comprar los cien jabones disponibles.
Es la economía, dijo una vez algún presidente. Y otro más aseguró que la economía es más terca que cualquier revolución. Numerosos especialistas han detallado al gobierno las medidas que debe tomar. Circuló semanas atrás un documento que las detallaba, firmado por sesenta destacados economistas venezolanos. Son esas y no otras. No se puede inventar.
Incluso el mismo ex ministro de planificación de este gobierno, Jorge Giordani, las señaló recientemente en una entrevista a un medio extranjero, subrayando además que se han debido tomar desde el mismo 7 de octubre de 2012, últimas elecciones que ganara el fallecido presidente Hugo Chávez.
Al empresariado venezolano le interesa vender, porque de eso vive. Le interesa la satisfacción de sus clientes. La piedra de tranca no está al final de la cadena, sino al principio: ¿qué se vende, si no hay productos?
Las cámaras de comercio han hecho públicas reiteradamente su mejor voluntad de hacer lo que esté en sus manos para aliviar la situación. Los comerciantes que han sido convocados a hablar con el gobierno han acudido.
La solución a lo que sucede no está en lo punitivo. Se encuentra en la productividad, en el diálogo, en el trabajo conjunto y en la paz. Es un desatino llevarse detenido al mensajero. Es una decisión que agrava las cosas. Arremetiendo contra los establecimientos privados solamente se perjudica a la gente que acude a abastecerse a estos lugares y se empeora la situación.

lunes, 2 de febrero de 2015

"Más pobreza"

Este gobierno prometió erradicar de nuestra Venezuela la pobreza y la miseria. Prometió bienestar y dicha. Hasta crearon un Viceministerio para la Suprema Felicidad, con el que pretendieron decretar “alegría” y “prosperidad” a millones de hogares en nuestro país. ¡Cínicos! ¡Propaganda pura! Cómo pueden hablar de bienestar en una nación que cuenta con la inflación más alta del planeta. Cifras del mismísimo BCV revelan que 2014 cerró con una inflación acumulada de más de 64%.
Ellos y solo ellos son los responsables de que el salario de nuestros trabajadores se escurra entre las manos como agua. La plata no alcanza ni para lo básico. Hoy 3.000.000 de hogares venezolanos tienen serias dificultades para cubrir sus necesidades básicas. Este gobierno cada día se esfuerza en empobrecernos más.
De hecho, el país de nuestra América Latina donde se registró más crecimiento de la pobreza fue en nuestra Venezuela. La tasa de pobreza en nuestro país aumentó 6,7% (del 25,4% al 32,1%) y la tasa de indigencia 2,7% (del 7,1% al 9,8%) entre 2012 y 2013, según un informe publicado esta semana por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
De estas cifras no habla Nicolás ni su gobierno, no porque las desconozcan, sino porque al hablar de estas cifras estarían reconociendo su incapacidad. Después de una bonanza petrolera con la que ingresaron al país más de 800.000 millones de dólares, hoy nuestra Venezuela está en una situación de pobreza similar a la que teníamos hace 16 años.
Tanto que se jactan de hablar del éxito de los programas sociales y resulta que actualmente solo 10% de nuestro pueblo es atendido por las Misiones. Si hablamos de pobreza extrema, la cobertura de este sector de la población por las misiones es de 8,4%. ¿Qué cosas no? La “bandera” de este gobierno resultó ser puro gamelote. Una verdadera estafa.

Si en vez de preocuparse por dividir al país, el gobierno trabajara para todos por igual y sin distinción de colores políticos, estamos seguros que muchísimos más venezolanos tendrían la oportunidad de acceder a las ayudas que otorga el Estado a través de las llamadas Misiones. Un ejemplo de ello, es lo que nosotros hacemos en Miranda. Damos herramientas a los mirandinos para que puedan progresar y no dependan del gobierno de turno.
Pero este gobierno de lo único que puede presumir es de haber deteriorado la calidad de vida de los venezolanos. Son expertos en hacerle la vida más difícil a nuestro pueblo y en fabricar cada vez más pobres. A este drama de la pobreza, hay que sumarle además, la tragedia por la que debe pasar nuestro pueblo a diario para poder conseguir los alimentos, porque la escasez ha llegado a niveles insospechados. Lo más deplorable, es que cuando los venezolanos consiguen lo que buscan, deben hacer literalmente magia para que la plata se reproduzca y puedan comprarlos.
De eso conversaba justamente, en días pasados, con una señora de Caucagüita,  en nuestro municipio Sucre, quien me decía que a sus 50 años nunca había visto lo que estamos viviendo en nuestra Venezuela. Me decía que nada justifica que en un país con tantas riquezas, como el nuestro, no solo tengamos que vivir haciendo largas colas para hacer el mercado, sino la obscena cantidad de dinero que hay que destinar para ello.
Y tiene toda la razón del mundo. La guerra no es económica, sino una guerra del gobierno contra el pueblo, contra las familias venezolanas y contra el bolsillo de nuestros trabajadores. Nuestra Venezuela es un país con vocación ganadera y agrícola, por eso es inaudito que la carne se consiga hasta en 500 bolívares el kilo. ¿Quién con un salario mínimo puede darse ese lujo? Lamentablemente son muchos los hogares de nuestra Venezuela, como el de esta petareña, en el que, con un poco de suerte, pueden comer arepa con mantequilla, porque el dinero solo alcanza para eso.
Esa es la realidad que, quienes creemos en una Venezuela de progreso, estamos obligados a cambiar. Por eso hoy más que nunca pedimos unión, para impulsar los cambios. Esta crisis económica, social y política tiene solución con un modelo que tenga una dirección clara. No este modelo que ya caducó y que no ofrece nada a los venezolanos.
Fíjense en los países de nuestra América Latina. Vean algunas naciones que están cerca de nuestra Venezuela, como Colombia, allí no sólo producen alimentos, sino que su producción petrolera también creció, nadie apostaba hace unos años que llegarían a producir un millón de barriles de petróleo diarios, y lo están haciendo. Veamos el caso de Ecuador, allí creen en el esfuerzo privado para impulsar su economía. Todos los países que avanzan involucran al sector privado, el único que mantiene un modelo estatista es Nicolás y su gobierno.
Lo que debemos cambiar es el “no hay” del gobierno por el “si hay” que nosotros proponemos. Queremos dejar de escuchar que la plata no alcanza. La única forma de salir de la crisis es activando la producción nacional y con este gobierno eso no ocurrirá, no solo porque ellos no creen en el talento de nuestro pueblo, sino porque detrás de las importaciones hay guisos mil millonarios. Este gobierno privilegia el producto importado por encima de lo Hecho en Venezuela.
A nuestros hermanos que aún no han abierto los ojos, les decimos que es el momento de abrirlos. No podemos resignarnos ni quedarnos de brazos cruzados. Debemos unirnos, organizarnos e impulsar el cambio. Este es un gobierno continuamente distraído y pendiente de todo menos de lo que le urge atender y ocuparse.
Ahí está el reposero de Miraflores, esta semana volvió a irse al extranjero en medio de la peor crisis que ha tenido nuestra Venezuela en su historia. Prefieren ignorar el tamaño de la crisis que reconocerla. Dicen que están tomando medidas y todo va para peor. Allí está, anunciaron un nuevo sistema cambiario y 11 días después siguen sin revelar los detalles. Pura improvisación. Mienten cada vez más, en vez de solucionar.
Por los sueños de 30 millones de venezolanos seguiremos trabajando incansablemente. Tenemos la responsabilidad histórica de devolver no solo la tranquilidad a nuestro pueblo, sino la posibilidad de recuperar su poder adquisitivo, su calidad de vida, sus esperanzas, sus sueños y, sobre todo, su futuro.
Hoy más que nunca nuestra Venezuela nos necesita a todos, unidos, organizados y con una meta común: el progreso. Sabemos que con voluntad, trabajo y generando la confianza necesaria, superaremos todos los obstáculos e impulsaremos los cambios. Vamos Venezuela, que es hora del cambio. Sobran razones para unirnos.
 ¡Que Dios bendiga a nuestro pueblo!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/02/01/mas-pobreza/

"A la derecha de la izquierda"

Por David Uzcátegui  
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui
Por estos días los ojos del mundo se posan sobre Grecia. La nación helena lleva ya unos cuantos años sumida en una grave crisis que colma a sus ciudadanos y, por ello, decidieron apostar a un cambio en las recientes elecciones.
El asunto es que el cambio decidieron dejarlo en manos de la izquierda que representa el partido Syriza y su líder –ahora presidente electo- Alexis Tsipras. Por supuesto, estando la nación literalmente entre la espada y la pared, hay quien teme que los nuevos gobernantes den una patada al tablero, que por supuesto jamás sería del mismo tipo que en un país de otra región, ya que Grecia se encuentra en la Eurozona.
Desde hace rato se viene analizando cómo afecta el mal desempeño de Grecia al conjunto de la zona Euro y hasta dónde van a llegar sus desventuras en el marco de esa compleja cuadrilla de países que decidió bailar al mismo ritmo.
Primeramente, los más temerosos hablan de impago de la deuda, ya que la coalición ganadora se autoetiquetó como “antiausteridad”, mote que arraigó en el electorado, harto de sacrificios sucesivos y aparentemente estériles.
Pero hay que recordar que las cosas no son blancas o negras y se puede hablar de una renegociación de la deuda, que es un saludable término medio que se aleja tanto del impago como de la cancelación inflexible de la deuda.
El asunto es que esta izquierda ganadora tiene que ponerse los pantalones largos. Como dicen por ahí, el papel lo aguanta todo, y no es lo mismo criticar y declarar desde una campaña electoral, que tener la administración de un país con salud frágil en las manos.
Es recordado que el líder sindical Luis Inacio “Lula” da Silva, al ganar por primera vez la presidencia de Brasil, habló de pagar la deuda, algo contrario a sus posturas de campaña. Y posteriormente se explicó: una cosa son sus pareceres personales y otra las obligaciones de la República.
En el panorama parecieran verse atisbos de pragmatismo. La alianza con la derecha nacionalista de ANEL, que parte de su visión compartida de antiausteridad, parece vaticinarlo así. El ganador habla de “reactivación económica” en medio de una profunda crisis. Podrían ser solamente palabras que halaguen los oídos con lo que se quiere escuchar. Pero si es realmente lo que se propone –y ojalá lo sea- el reto es de proporciones enormes. Y si sale exitoso, habrá que sentarse a analizar el fenómeno; que no es imposible, aunque casi lo es.
A los ojos de muchos, las señales de Tsipras son confusas, especialmente por su abrazo con el líder del partido español Podemos, Pablo Iglesias, de quien muchos no saben exactamente en cuál izquierda se sitúa, tras desdecirse de líderes que había alabado.
Lo cierto es que actualmente existe una alianza que situaría a la coalición en algún punto entre la izquierda de la derecha y la derecha de la izquierda. Si es que estos términos aún sirven de algo en la actualidad.  Y quizá los venezolanos podamos aprender de ellos, sin necesidad de tocar el mismo fondo.